Israel vive un momento convulso tras las masivas protestas del 20 de marzo. Decenas de miles de manifestantes se congregaron en varias ciudades del país, incluyendo Jerusalén y Tel Aviv, expresando su descontento con el gobierno de Benjamin Netanyahu. Las movilizaciones estuvieron marcadas por bloqueos en carreteras principales y la detención de al menos 12 personas. Estas acciones son solo el inicio de un ciclo de protestas que se espera continúe en los próximos días.
El malestar ciudadano ha sido provocado por decisiones controvertidas del primer ministro Netanyahu, quien intentó destituir al jefe de la agencia de seguridad interna, Ronen Bar, así como por la reanudación de bombardeos en Gaza tras un alto el fuego de dos meses. Ambos actos han sido criticados como un golpe a la democracia y una escalada innecesaria del conflicto armado, respectivamente.

Un tema central en las manifestaciones ha sido la situación de los 59 rehenes aún retenidos por Hamas desde el ataque de octubre de 2023. De estos, aproximadamente 24 personas se cree que continúan con vida, según datos manejados por los organizadores de las protestas. Los ciudadanos acusan al gobierno de negligencia y de priorizar intereses políticos sobre la resolución de esta crisis humanitaria.
Desde las inmediaciones de la residencia oficial de Netanyahu en Jerusalén, miles de manifestantes ondearon banderas israelíes y portaron pancartas demandando una resolución inmediata para los rehenes, bajo consignas como "acuerdo de rehenes ahora". Allí también estuvieron presentes líderes como Ora Nakash Peled, organizadora y exoficial naval, quien instó a mantener la organización y la persistencia en la lucha.
El clima de desconfianza hacia Netanyahu se agudiza por las investigaciones abiertas contra colaboradores cercanos. La agencia Shin Bet indaga en posibles violaciones de seguridad nacional, incluyendo la filtración de documentos clasificados y el supuesto financiamiento procedente de Qatar. Además, la fiscal general, Gali Baharav-Miara, cuestionada por el gobierno, ha advertido que las acciones de destituciones impulsadas por Netanyahu podrían ser ilegales.

En el trasfondo político, Netanyahu enfrenta un juicio por corrupción mientras su coalición, que incluye figuras polémicas como Itamar Ben-Gvir, sigue respaldándolo. Sin embargo, encuestas recientes indican que, de celebrarse elecciones, Netanyahu perdería. A pesar del creciente descontento ciudadano, se anticipa que continuará con su agenda política como está previsto.
La guerra en Gaza también ha agravado la percepción negativa hacia su gobierno. Desde el inicio de este conflicto en octubre de 2023, aproximadamente 1,200 personas, en su mayoría civiles, han perdido la vida. Los errores de gestión que facilitaron el ataque inicial por parte de Hamas han derivado en la renuncia de varios altos funcionarios de seguridad.
El movimiento "Hermanos en Armas" ha tomado un papel destacado en estas movilizaciones. Su líder, Eitan Herzel, enfatizó que el gobierno ha perdido la confianza del pueblo y está manipulando el conflicto bélico como distracción frente a sus problemas internos. Las protestas representan una demanda clara y contundente de cambios en el liderazgo y manejo del país.
La residencia oficial de Benjamin Netanyahu en Jerusalén, epicentro de las protestas recientes, ha sido escenario de manifestaciones similares desde su regreso al poder, marcando un período de tensiones sociales constantes en Israel.