Durante una conferencia de prensa en Kazajistán el 28 de noviembre de 2024, el presidente ruso Vladimir Putin lanzó una contundente amenaza contra Ucrania, específicamente contra su capital, Kyiv, advirtiendo sobre el posible uso de misiles Oreshnik. Putin afirmó que estos misiles de alcance intermedio tienen la capacidad de evadir cualquier sistema de defensa aérea. "No descartamos el uso de Oreshnik contra instalaciones militares, industriales militares o centros de toma de decisiones, incluyendo en Kyiv", expresó Putin, quien subrayó que el impacto cinético de los Oreshnik es comparable a un ataque nuclear si se utilizan repetidamente en la misma zona, aunque aclaró que actualmente no están equipados con ojivas nucleares.
El líder ruso describió el impacto de estos misiles como "poderoso, como un meteorito cayendo", recordando las consecuencias históricas de tales eventos. La amenaza se produjo en respuesta a la reciente autorización de Estados Unidos, Reino Unido y Francia para que Ucrania utilice misiles de largo alcance contra objetivos militares en territorio ruso, lo que ha escalado las tensiones en la región.
A pesar de las declaraciones de Putin, Ucrania ha presentado una postura de desafío. Mykhailo Podolyak, asesor del presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy, descalificó las afirmaciones del mandatario ruso sobre la invulnerabilidad de los Oreshnik, calificándolas como "ficción". Podolyak sugirió además que los Oreshnik no son más que versiones modificadas de misiles balísticos intercontinentales existentes.
La amenaza de Putin ha producido una preocupación palpable en Kyiv, donde se ha cancelado una sesión parlamentaria programada como medida de precaución. Mientras tanto, los medios estatales rusos han promovido los misiles Oreshnik como un importante logro tecnológico, al punto que algunos padres han comenzado a nombrar a sus hijos en honor a este misil.
En otro ámbito, Putin también elogió a Donald Trump, el presidente electo de los Estados Unidos, llamándolo "inteligente" y sugiriendo que podría encontrar una solución al conflicto en Ucrania. Putin expresó su preocupación por la seguridad de Trump, recordando el intento de asesinato del político estadounidense durante su campaña electoral.
El mismo día en que hizo estas declaraciones, Rusia lanzó una serie de ataques con misiles y drones contra Ucrania, centrando sus esfuerzos en la infraestructura energética del país. Como resultado, más de un millón de hogares se quedaron sin electricidad, agravando una situación que ha visto destruida aproximadamente la mitad de la capacidad energética ucraniana en los últimos tres años. Ucrania se enfrenta a serias dificultades para satisfacer la demanda energética en el invierno que se avecina.
En el contexto de estos eventos, Trump ha nombrado al general retirado Keith Kellogg como su enviado especial para Rusia y Ucrania, con la promesa de buscar un acuerdo negociado para poner fin a la guerra. Kellogg ha criticado enérgicamente la invasión rusa y ha advertido acerca del riesgo de una escalada global del conflicto.