El presidente Vladimir Putin ha implementado una medida que podría cambiar el curso del conflicto en Ucrania. Con la firma de un nuevo decreto, Putin busca atraer a extranjeros para que se unan a las fuerzas armadas rusas, ofreciéndoles un camino acelerado hacia la ciudadanía rusa. Esta medida llega en un momento crítico para Rusia, que enfrenta una escasez significativa de personal militar tras dos años de intensos combates en Ucrania.
Según el decreto, los extranjeros que se alisten en el ejército ruso durante la operación militar en Ucrania y cumplan con un contrato mínimo de un año serán elegibles para la ciudadanía rusa. Esta oferta también se extiende a los familiares directos de los combatientes, incluyendo cónyuges, hijos y padres. Esta estrategia podría incentivar a individuos con experiencia militar de diversas nacionalidades a unirse a las filas rusas, aumentando así el número de efectivos disponibles para el conflicto.
La medida de Putin no solo busca reforzar las tropas en Ucrania sino también evitar una movilización nacional que podría afectar la vida cotidiana de los ciudadanos rusos. Al centrarse en reclutar extranjeros, el Kremlin intenta mantener la percepción de que el conflicto en Ucrania es simplemente una "operación militar especial", minimizando así su impacto en la sociedad rusa.
El decreto de Putin también refleja un cambio en la estrategia militar rusa. Inicialmente, el Kremlin consideraba que el tamaño de sus fuerzas armadas era suficiente, pero la resistencia ucraniana y las significativas bajas rusas han alterado esta percepción. Ahora, Rusia busca aumentar su número de tropas, habiendo ordenado recientemente un incremento hasta alcanzar 1.32 millones de soldados. Este esfuerzo se complementa con campañas para alentar a más hombres a alistarse, incluyendo anuncios que prometen bonificaciones en efectivo y colaboraciones con universidades y agencias de servicios sociales para reclutar estudiantes y desempleados.