Un estudio exhaustivo llevado a cabo en Sudáfrica sobre el descornado de rinocerontes (de las especies negra y blanca) demostró una reducción promedio del 78% en la caza furtiva en 11 reservas naturales durante el periodo comprendido entre 2017 y 2023. Los resultados evidencian que esta estrategia, comparada con métodos tradicionales de vigilancia y patrullaje, ofrece una protección significativamente superior con menor inversión financiera.
El procedimiento utilizado implica sedar al animal, cubrirle los ojos y oídos y posteriormente retirar el cuerno con una sierra eléctrica, sin provocar daños, ya que el cuerno vuelve a crecer. Se estima que es necesario repetir el proceso en cada individuo cada 1.5 a 2 años. Entre las ocho reservas que implementaron esta intervención, fueron descornados 2,284 ejemplares, lo que representó únicamente el 1.2% del presupuesto total destinado a la protección de rinocerontes en estas áreas.
Los datos compilados durante el estudio reflejaron 1,985 muertes por caza furtiva, cifra que corresponde al 6.5% de la población total de rinocerontes del área investigada. Tan solo en los primeros tres meses de 2025, las autoridades reportaron 103 rinocerontes asesinados, mientras que en todo 2024 la cantidad ascendió a 420.
En contraste con el descornado, las estrategias tradicionales empleadas en la misma región —como la presencia de guardabosques, la instalación de cámaras de detección y el uso de perros rastreadores— lograron el arresto de cerca de 700 cazadores furtivos, pero no pudieron impactar de manera significativa la tasa general de caza furtiva.
Los investigadores también observaron que algunos rinocerontes descornados modificaron su comportamiento, mostrándose más esquivos y con movimientos en áreas más reducidas, dado que el cuerno desempeña un papel en la demarcación de territorio.
El análisis fue producto de la colaboración entre científicos de diversas universidades y organizaciones de conservación de la vida silvestre, remarcando así la importancia del trabajo conjunto internacional para afrontar la crisis de la caza ilegal. Los autores concluyen que, aunque el descornado es altamente efectivo, se requieren medidas complementarias que aborden los factores estructurales detrás de la caza furtiva, como la persistente demanda internacional de cuernos y la corrupción asociada a este tráfico ilícito.