La situación en la sede de la policía de Nueva Orleans ha alcanzado niveles críticos, no solo por la antigüedad y deterioro del edificio, sino por la insólita problemática de ratas consumiendo la marihuana incautada. Anne Kirkpatrick, la superintendente de la policía, ha revelado ante el comité del consejo municipal la grave situación, destacando la presencia de roedores que han accedido al almacenamiento de evidencia, particularmente a la marihuana, causando no solo un problema logístico sino también un potencial impacto en los casos criminales pendientes.
La revelación de este peculiar problema ha servido de catalizador para urgir la reubicación de las instalaciones policiales. El edificio actual, construido en 1968, ha sido descrito como totalmente inadecuado, sufriendo de una serie de deficiencias estructurales y funcionales que incluyen plagas persistentes de roedores y cucarachas, sistemas de aire acondicionado y elevadores defectuosos, y un estado general de abandono y suciedad que, según Kirkpatrick, supera cualquier estándar de limpieza manejable.

Durante la presentación, se pidió a los concejales que financiaran el traslado de las oficinas policiales a un nuevo emplazamiento en el centro de la ciudad, proponiendo un contrato de arrendamiento de 10 años para dos pisos de un edificio de oficinas. Esta solicitud se alinea con los informes de los medios locales, que citan un mantenimiento deficiente y recurrentes problemas de infraestructura que han plagado al departamento de policía desde el huracán Katrina.
El caso de las ratas drogadas no es único, con incidentes similares reportados en otras partes del mundo, lo que subraya un problema más amplio de seguridad y manejo en las instalaciones de almacenamiento de pruebas policiales. Esto ha generado un debate sobre la necesidad de mejorar las condiciones de almacenamiento para evitar la degradación de las evidencias y asegurar la integridad de los procedimientos legales.