Salud

Reemplazar Carne Roja por Pescado Podría Prevenir 750,000 Muertes Anuales

Un estudio reciente revela que reemplazar la carne roja con pescados forrajeros como las sardinas, el arenque y las anchoas podría prevenir hasta 750,000 muertes prematuras al año para 2050, resaltando beneficios significativos tanto para la salud humana como para el medio ambiente.

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Reemplazar Carne Roja por Pescado Podría Prevenir 750,000 Muertes Anuales

Un estudio reciente revela que reemplazar la carne roja con pescados forrajeros como las sardinas, el arenque y las anchoas podría prevenir hasta 750,000 muertes prematuras al año para 2050, resaltando beneficios significativos tanto para la salud humana como para el medio ambiente.

“Adoptar una dieta a base de pescado forrajero sería especialmente útil en países de ingresos bajos y medios, donde estos pescados son baratos y abundantes, y donde la carga de enfermedades cardíacas es particularmente alta”

- Indican los investigadores del estudio.

11/4/2024

La transición de una dieta basada en carne roja a una que prioriza el pescado forrajero, como las sardinas, el arenque y las anchoas, podría tener un impacto transformador en la salud pública global, según un estudio publicado en BMJ Global Health. La investigación, que analizó datos de más de 130 países, sugiere que este cambio dietético podría evitar hasta 750,000 muertes prematuras anualmente para 2050, principalmente debido a la reducción de enfermedades no transmisibles relacionadas con la dieta, como enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, diabetes y cáncer colorrectal.

Estos pescados pequeños, conocidos como pescados forrajeros, son ricos en ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, calcio y vitamina B12, y se destacan por su bajo impacto ambiental. Sin embargo, actualmente, un gran porcentaje de la captura de estos peces se utiliza para producir harina y aceite de pescado, destinados principalmente a la acuicultura, lo que limita su disponibilidad para el consumo humano directo.

Los hallazgos del estudio resaltan la necesidad urgente de reformular las políticas alimentarias y nutricionales a nivel global. Los investigadores proponen promover el consumo de pescado forrajero como una alternativa saludable y sostenible a la carne roja, particularmente en países de ingresos bajos y medios, donde el acceso a alimentos nutritivos y asequibles es crucial para combatir la prevalencia de enfermedades relacionadas con la dieta.

En paralelo, el estudio advierte sobre los desafíos actuales en la gestión de las poblaciones de pescado forrajero, incluyendo la sobrepesca y la asignación ineficiente de recursos, que prioriza su uso en la industria acuícola sobre la alimentación humana. Aboga por una estrategia global que equilibre las necesidades de consumo humano con las prácticas sostenibles de pesca, para maximizar los beneficios de salud pública y minimizar los impactos ambientales negativos.

Algo Curioso
El término “pescado forrajero” abarca una variedad de especies pequeñas, pero vitales, en los ecosistemas marinos. Estos pescados no solo son fundamentales para las redes alimentarias oceánicas, sino que también podrían ser la clave para resolver desafíos globales de nutrición y sostenibilidad.

Impacto Nutricional y Ambiental del Pescado Forrajero

Investigadores de la Universidad Nacional de Estudios Ambientales de Japón y la Universidad de Queensland en Australia colaboraron en este análisis exhaustivo, que se considera el más grande de su tipo hasta la fecha. El estudio utilizó proyecciones de consumo de carne roja para 2050 en 137 países, junto con datos históricos sobre la captura de pescado forrajero en hábitats marinos. En este marco, se modelaron cuatro escenarios diferentes de asignación de pescado forrajero a nivel global, teniendo en cuenta factores como el suministro doméstico, el consumo mínimo de carne y la ingesta adecuada de pescado.

Los resultados indican que la sustitución de carne roja por pescado forrajero podría reducir las muertes por enfermedades relacionadas con la dieta entre 500,000 y 750,000 anualmente para el año 2050. Además, se estima que podría prevenir entre 8 y 15 millones de años de vida ajustados por discapacidad, particularmente en países de ingresos bajos y medios. Esta transición no solo aborda problemas de salud pública sino que también tiene implicaciones significativas para la sostenibilidad ambiental, dado el menor impacto climático de la pesca de pescado forrajero en comparación con la producción de carne roja.

Sin embargo, el estudio también señala que la oferta limitada de pescado forrajero no es suficiente para reemplazar completamente el consumo de carne roja a nivel mundial. Se enfatiza la necesidad de políticas efectivas que promuevan un uso más equitativo de estos recursos pesqueros, para garantizar que las poblaciones en países con acceso limitado a fuentes de proteína de alta calidad puedan beneficiarse de este cambio dietético.

A nivel regional, el estudio sugiere que la implementación de políticas que fomenten el consumo de pescado forrajero podría tener un impacto significativo en la reducción de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares. En países como el Reino Unido, por ejemplo, se proyecta que la sustitución de solo el 8% del consumo de carne roja por pescado forrajero podría reducir las muertes por enfermedades cardíacas en un 10% para 2050.

Desafíos y Oportunidades en la Implementación de Cambios Dietéticos

El estudio destaca la importancia de un enfoque multifacético para abordar la transición global hacia dietas más sostenibles. Más allá de los beneficios para la salud, se examinan las implicaciones económicas y de seguridad alimentaria de incrementar el consumo de pescado forrajero. Los investigadores apuntan que, a pesar de representar el 30% de las capturas mundiales, solo un cuarto de los pescados forrajeros se destina al consumo humano. El resto se utiliza para producir harina y aceite de pescado, alimentando así especies de acuicultura destinadas a mercados de alto poder adquisitivo.

La eficiencia en el uso de estos pescados es una preocupación clave, ya que la conversión de pescado forrajero en alimentos para acuicultura resulta en una pérdida significativa de nutrientes. El estudio cita que menos del 50% de los ácidos grasos esenciales presentes en los pescados forrajeros se retienen en productos de acuicultura como el salmón escocés. Esta dinámica no solo reduce la disponibilidad de pescado forrajero para el consumo humano directo sino que también plantea preguntas sobre la sostenibilidad y equidad de las prácticas pesqueras actuales.

“Adoptar una dieta a base de pescado forrajero sería especialmente útil en países de ingresos bajos y medios, donde estos pescados son baratos y abundantes, y donde la carga de enfermedades cardíacas es particularmente alta”

- Indican los investigadores del estudio.

Apr 11, 2024
Colglobal News

La transición de una dieta basada en carne roja a una que prioriza el pescado forrajero, como las sardinas, el arenque y las anchoas, podría tener un impacto transformador en la salud pública global, según un estudio publicado en BMJ Global Health. La investigación, que analizó datos de más de 130 países, sugiere que este cambio dietético podría evitar hasta 750,000 muertes prematuras anualmente para 2050, principalmente debido a la reducción de enfermedades no transmisibles relacionadas con la dieta, como enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, diabetes y cáncer colorrectal.

Estos pescados pequeños, conocidos como pescados forrajeros, son ricos en ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, calcio y vitamina B12, y se destacan por su bajo impacto ambiental. Sin embargo, actualmente, un gran porcentaje de la captura de estos peces se utiliza para producir harina y aceite de pescado, destinados principalmente a la acuicultura, lo que limita su disponibilidad para el consumo humano directo.

Los hallazgos del estudio resaltan la necesidad urgente de reformular las políticas alimentarias y nutricionales a nivel global. Los investigadores proponen promover el consumo de pescado forrajero como una alternativa saludable y sostenible a la carne roja, particularmente en países de ingresos bajos y medios, donde el acceso a alimentos nutritivos y asequibles es crucial para combatir la prevalencia de enfermedades relacionadas con la dieta.

En paralelo, el estudio advierte sobre los desafíos actuales en la gestión de las poblaciones de pescado forrajero, incluyendo la sobrepesca y la asignación ineficiente de recursos, que prioriza su uso en la industria acuícola sobre la alimentación humana. Aboga por una estrategia global que equilibre las necesidades de consumo humano con las prácticas sostenibles de pesca, para maximizar los beneficios de salud pública y minimizar los impactos ambientales negativos.

La transición de una dieta basada en carne roja a una que prioriza el pescado forrajero, como las sardinas, el arenque y las anchoas, podría tener un impacto transformador en la salud pública global, según un estudio publicado en BMJ Global Health. La investigación, que analizó datos de más de 130 países, sugiere que este cambio dietético podría evitar hasta 750,000 muertes prematuras anualmente para 2050, principalmente debido a la reducción de enfermedades no transmisibles relacionadas con la dieta, como enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, diabetes y cáncer colorrectal.

Estos pescados pequeños, conocidos como pescados forrajeros, son ricos en ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, calcio y vitamina B12, y se destacan por su bajo impacto ambiental. Sin embargo, actualmente, un gran porcentaje de la captura de estos peces se utiliza para producir harina y aceite de pescado, destinados principalmente a la acuicultura, lo que limita su disponibilidad para el consumo humano directo.

Los hallazgos del estudio resaltan la necesidad urgente de reformular las políticas alimentarias y nutricionales a nivel global. Los investigadores proponen promover el consumo de pescado forrajero como una alternativa saludable y sostenible a la carne roja, particularmente en países de ingresos bajos y medios, donde el acceso a alimentos nutritivos y asequibles es crucial para combatir la prevalencia de enfermedades relacionadas con la dieta.

En paralelo, el estudio advierte sobre los desafíos actuales en la gestión de las poblaciones de pescado forrajero, incluyendo la sobrepesca y la asignación ineficiente de recursos, que prioriza su uso en la industria acuícola sobre la alimentación humana. Aboga por una estrategia global que equilibre las necesidades de consumo humano con las prácticas sostenibles de pesca, para maximizar los beneficios de salud pública y minimizar los impactos ambientales negativos.

Algo Curioso
El término “pescado forrajero” abarca una variedad de especies pequeñas, pero vitales, en los ecosistemas marinos. Estos pescados no solo son fundamentales para las redes alimentarias oceánicas, sino que también podrían ser la clave para resolver desafíos globales de nutrición y sostenibilidad.

Impacto Nutricional y Ambiental del Pescado Forrajero

Investigadores de la Universidad Nacional de Estudios Ambientales de Japón y la Universidad de Queensland en Australia colaboraron en este análisis exhaustivo, que se considera el más grande de su tipo hasta la fecha. El estudio utilizó proyecciones de consumo de carne roja para 2050 en 137 países, junto con datos históricos sobre la captura de pescado forrajero en hábitats marinos. En este marco, se modelaron cuatro escenarios diferentes de asignación de pescado forrajero a nivel global, teniendo en cuenta factores como el suministro doméstico, el consumo mínimo de carne y la ingesta adecuada de pescado.

Los resultados indican que la sustitución de carne roja por pescado forrajero podría reducir las muertes por enfermedades relacionadas con la dieta entre 500,000 y 750,000 anualmente para el año 2050. Además, se estima que podría prevenir entre 8 y 15 millones de años de vida ajustados por discapacidad, particularmente en países de ingresos bajos y medios. Esta transición no solo aborda problemas de salud pública sino que también tiene implicaciones significativas para la sostenibilidad ambiental, dado el menor impacto climático de la pesca de pescado forrajero en comparación con la producción de carne roja.

Sin embargo, el estudio también señala que la oferta limitada de pescado forrajero no es suficiente para reemplazar completamente el consumo de carne roja a nivel mundial. Se enfatiza la necesidad de políticas efectivas que promuevan un uso más equitativo de estos recursos pesqueros, para garantizar que las poblaciones en países con acceso limitado a fuentes de proteína de alta calidad puedan beneficiarse de este cambio dietético.

A nivel regional, el estudio sugiere que la implementación de políticas que fomenten el consumo de pescado forrajero podría tener un impacto significativo en la reducción de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares. En países como el Reino Unido, por ejemplo, se proyecta que la sustitución de solo el 8% del consumo de carne roja por pescado forrajero podría reducir las muertes por enfermedades cardíacas en un 10% para 2050.

Desafíos y Oportunidades en la Implementación de Cambios Dietéticos

El estudio destaca la importancia de un enfoque multifacético para abordar la transición global hacia dietas más sostenibles. Más allá de los beneficios para la salud, se examinan las implicaciones económicas y de seguridad alimentaria de incrementar el consumo de pescado forrajero. Los investigadores apuntan que, a pesar de representar el 30% de las capturas mundiales, solo un cuarto de los pescados forrajeros se destina al consumo humano. El resto se utiliza para producir harina y aceite de pescado, alimentando así especies de acuicultura destinadas a mercados de alto poder adquisitivo.

La eficiencia en el uso de estos pescados es una preocupación clave, ya que la conversión de pescado forrajero en alimentos para acuicultura resulta en una pérdida significativa de nutrientes. El estudio cita que menos del 50% de los ácidos grasos esenciales presentes en los pescados forrajeros se retienen en productos de acuicultura como el salmón escocés. Esta dinámica no solo reduce la disponibilidad de pescado forrajero para el consumo humano directo sino que también plantea preguntas sobre la sostenibilidad y equidad de las prácticas pesqueras actuales.

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