La transición de una dieta basada en carne roja a una que prioriza el pescado forrajero, como las sardinas, el arenque y las anchoas, podría tener un impacto transformador en la salud pública global, según un estudio publicado en BMJ Global Health. La investigación, que analizó datos de más de 130 países, sugiere que este cambio dietético podría evitar hasta 750,000 muertes prematuras anualmente para 2050, principalmente debido a la reducción de enfermedades no transmisibles relacionadas con la dieta, como enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, diabetes y cáncer colorrectal.
Estos pescados pequeños, conocidos como pescados forrajeros, son ricos en ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, calcio y vitamina B12, y se destacan por su bajo impacto ambiental. Sin embargo, actualmente, un gran porcentaje de la captura de estos peces se utiliza para producir harina y aceite de pescado, destinados principalmente a la acuicultura, lo que limita su disponibilidad para el consumo humano directo.

Los hallazgos del estudio resaltan la necesidad urgente de reformular las políticas alimentarias y nutricionales a nivel global. Los investigadores proponen promover el consumo de pescado forrajero como una alternativa saludable y sostenible a la carne roja, particularmente en países de ingresos bajos y medios, donde el acceso a alimentos nutritivos y asequibles es crucial para combatir la prevalencia de enfermedades relacionadas con la dieta.
En paralelo, el estudio advierte sobre los desafíos actuales en la gestión de las poblaciones de pescado forrajero, incluyendo la sobrepesca y la asignación ineficiente de recursos, que prioriza su uso en la industria acuícola sobre la alimentación humana. Aboga por una estrategia global que equilibre las necesidades de consumo humano con las prácticas sostenibles de pesca, para maximizar los beneficios de salud pública y minimizar los impactos ambientales negativos.