El Instituto de Estudios Fiscales (IFS) ha advertido que el próximo gobierno del Reino Unido heredará el conjunto de problemas fiscales más desafiante desde la década de 1950. Esta situación se debe a una combinación de altos costos de intereses y un crecimiento económico débil, lo que dificulta la reducción de la deuda como porcentaje del ingreso nacional. El IFS ha destacado que el próximo líder, probablemente Keir Starmer del Partido Laborista, tendrá que enfrentar decisiones cruciales en materia fiscal y de gasto.
La deuda del Reino Unido ha aumentado significativamente en los últimos 15 años, pasando del 50% al casi 100% del PIB. Para estabilizar esta deuda, el gobierno necesitará recaudar más impuestos de lo que gasta en todo, excepto en el interés de la deuda. La última vez que el Reino Unido tuvo un "superávit primario" fue en 2002. Tanto los planes fiscales de los conservadores como los del laborismo se comprometen a lograr "superávits primarios sustanciales".
El gobierno actual está bajo presión para publicar planes de gasto detallados más allá de 2025, mientras se prepara para un presupuesto en marzo, en el que el Canciller Jeremy Hunt ha indicado su deseo de reducir los impuestos. Sin embargo, el IFS insta a los partidos a ser honestos sobre los compromisos fiscales. Si prometen recortes de impuestos, deben indicar dónde se aplicarán los recortes de gastos. Si planean aumentar o incluso proteger el gasto, deben aclarar dónde aumentarán los impuestos.