La propuesta del Reino Unido de alquilar celdas en prisiones extranjeras ha surgido como una solución potencial a la creciente crisis de sobrepoblación en sus cárceles. Inspirada en iniciativas previas de Noruega y Bélgica, que alquilaron espacios en prisiones neerlandesas, esta medida busca abordar el problema del aumento constante de la población carcelaria. Según datos recientes, la población penitenciaria en el Reino Unido ha alcanzado cifras críticas, con proyecciones de un aumento continuo en los próximos años.
El secretario de Justicia, Alex Chalk, ha destacado que el gobierno está realizando el mayor programa de expansión carcelaria en más de un siglo, incluyendo la construcción de seis nuevas prisiones para crear 20,000 lugares adicionales. Sin embargo, estas medidas aún no han logrado aliviar la presión sobre el sistema penitenciario. La propuesta de alquilar celdas en el extranjero se presenta como una solución a corto plazo para garantizar que los delincuentes peligrosos puedan ser encarcelados por más tiempo.
La medida ha generado un debate intenso, con críticas que apuntan a su naturaleza "desesperada" y "superficial". Los reformadores penitenciarios y la oposición política han cuestionado la efectividad de esta estrategia, argumentando que no aborda las causas subyacentes de la sobrepoblación carcelaria. Además, han surgido preocupaciones sobre la viabilidad práctica y legal de trasladar prisioneros al extranjero, así como sobre las implicaciones éticas de tal decisión.