En un giro inesperado y de gran alcance, Hernando Barreto Ardila, el coordinador de las Fiscalías delegadas ante la Corte Suprema de Justicia, ha sacudido las estructuras de esta entidad al pedir la renuncia de todos los fiscales delegados ante la Corte. Esta decisión marca un punto de inflexión significativo en la administración de la justicia en Colombia, reflejando un claro deseo de renovación y posiblemente de ajuste a las dinámicas internas de la fiscalía.
El pedido de renuncia incluye a 12 delegados, lo que subraya la magnitud del cambio propuesto. El hecho de que se haya solicitado la renuncia de todos simultáneamente es una medida rara y destacable que no se había visto desde la época de Francisco Barbosa, el anterior fiscal general, quien también realizó movimientos similares pero en menor escala.
Este tipo de acciones tiene precedentes pero nunca en la escala actual. La última vez que se pidió una medida similar fue bajo la administración del ex fiscal general Francisco Barbosa. En aquella ocasión, la renuncia masiva solo se efectuó parcialmente, aceptando la de Carlos Iván Mejía, famoso por su rol en la investigación contra Santiago Uribe Vélez. La actual situación, sin embargo, sugiere un cambio más radical y extensivo, posiblemente reflejando un cambio más profundo en la dirección y estrategia de la Fiscalía.
Según informes, solo unos pocos fiscales como Julio Ospino y posiblemente dos más, podrían mantenerse en sus cargos. Esto indica que la mayoría de los fiscales delegados ante la Corte Suprema serán nuevos o retornarán a sus posiciones originales dentro de la Fiscalía, una rotación que podría tener implicaciones significativas en cómo se manejan los casos de alto perfil y la administración de justicia a nivel nacional.