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Resonancias de Esperanza: Descubren Partituras Musicales en Auschwitz

Una colección de partituras musicales, compuestas por prisioneros en el campo de concentración de Auschwitz durante el Holocausto, ha sido redescubierta y presentada al público en un emotivo concierto en Londres, reviviendo así un legado cultural que estuvo a punto de perderse en la historia.

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Resonancias de Esperanza: Descubren Partituras Musicales en Auschwitz

Una colección de partituras musicales, compuestas por prisioneros en el campo de concentración de Auschwitz durante el Holocausto, ha sido redescubierta y presentada al público en un emotivo concierto en Londres, reviviendo así un legado cultural que estuvo a punto de perderse en la historia.

“La música es increíblemente poderosa y nos permite relacionarnos con el Holocausto de una manera nueva y diferente”

- Leo Geyer, compositor y director británico.

4/12/2023

En un conmovedor acto en Londres, una melodía compuesta por un prisionero en un campo de exterminio nazi resonó por primera vez en décadas. La obra, titulada “Futile Regrets”, evoca las profundas tristezas y realidades desgarradoras vividas en Auschwitz-Birkenau. Esta pieza forma parte de una colección de 210 partituras musicales descubiertas por el compositor y director británico Leo Geyer durante una visita en 2015 a Auschwitz, el mayor campo de exterminio operado por la Alemania nazi en Polonia ocupada.

Geyer, quien viajó a Polonia para comprender mejor el trabajo del historiador y experto en el Holocausto Martin Gilbert, se encontró con un tesoro de archivos musicales en Auschwitz. Estas partituras, arregladas y tocadas por músicos prisioneros en las orquestas del campo, se convirtieron en un testimonio de los horrores del Holocausto. La música, utilizada por los nazis como parte de su maquinaria de exterminio, también sirvió como una forma de expresión y documentación de las atrocidades para los prisioneros.

La tarea de Geyer fue monumental: reconstruir y dar vida a estas obras musicales que no se habían interpretado desde la guerra. Este proyecto le llevó siete años, seis visitas a Auschwitz, entrevistas con sobrevivientes y extensas horas de investigación. Se enfrentó a desafíos significativos, como partituras incompletas, dañadas y escritas para una mezcla inusual de instrumentos, reflejando la realidad de los prisioneros que usaban lo que tenían a mano para crear música.

Entre las piezas descubiertas, “Futile Regrets” se destacó por su profunda emotividad. La identidad y el destino de su compositor anónimo siguen siendo un misterio, pero su obra habla de vidas interrumpidas y futuros robados. Geyer, conmovido por la fuerza de estas composiciones, sintió el deber de completarlas y presentarlas al mundo, como un acto de memoria y homenaje a aquellos que sufrieron y perecieron en el Holocausto.

Algo Curioso
La música en Auschwitz no solo era una herramienta de opresión por parte de los nazis, sino también un medio de expresión y resistencia para los prisioneros. A través de la música, lograron mantener un sentido de humanidad y resistencia en un entorno de desesperanza y terror.

La Música en Medio del Horror

La restauración de estas partituras musicales por parte de Leo Geyer no fue solo un acto de recuperación histórica, sino también un profundo ejercicio de empatía y conexión con el pasado. Durante ocho años, Geyer se dedicó a restaurar las composiciones originales escritas por miembros de una orquesta de prisioneros en Auschwitz. Este proceso implicó no solo la reconstrucción física de las partituras, sino también un esfuerzo por comprender y transmitir el mensaje emocional que los prisioneros intentaron expresar a través de su música.

La pieza “Futile Regrets”, interpretada en el teatro Sadler's Wells de Londres, es un ejemplo conmovedor de esta música del corazón, creada en medio del dolor y el sufrimiento. Geyer, aunque no es judío ni polaco, sintió una profunda conexión con estas obras, percibiendo en ellas un llamado a recordar y comprender mejor la historia del Holocausto. Su trabajo no solo rescató estas melodías del olvido, sino que también ofreció una nueva perspectiva sobre cómo la música puede servir como un poderoso medio de expresión y resistencia en circunstancias extremas.

La condición de las partituras, muchas de ellas dañadas y parciales, reflejaba la brutalidad del contexto en el que fueron creadas. Geyer se enfrentó al desafío de reconstruir estas obras a partir de fragmentos, en un proceso que comparó con armar un rompecabezas de 200 piezas, muchas de ellas faltantes o dañadas. Este meticuloso trabajo reveló no solo la habilidad musical de los prisioneros, sino también su resistencia y deseo de dejar un legado a pesar de las circunstancias desesperadas.

El proyecto de Geyer va más allá de la mera restauración musical; es un acto de recuperación de la humanidad en medio de la inhumanidad. Al reconstruir estas piezas, Geyer no solo preserva una parte importante de la historia del Holocausto, sino que también honra la memoria de aquellos que, a través de la música, encontraron una forma de resistir y expresar su humanidad en medio del horror. Su trabajo nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, el espíritu humano puede encontrar maneras de expresarse y dejar una huella imborrable.

La Música como Testimonio: Voces del Pasado en el Presente

La presentación de las obras restauradas por Leo Geyer, denominadas “Orquestas de Auschwitz”, en el teatro Sadler’s Wells de Londres, no solo fue un acto de remembranza, sino también una poderosa manifestación del papel de la música durante el Holocausto. Geyer, consciente de la importancia de la música en la vida de los prisioneros de Auschwitz, utilizó instrumentos como acordeones y saxofones para recrear fielmente el sonido de las orquestas del campo de concentración, que a menudo estaban compuestas por una mezcla inusual de instrumentos.

La música interpretada, que incluía la pieza “Futile Regrets”, fue comparada con las páginas de una novela trágica, evocando las realidades desoladoras de Auschwitz-Birkenau. Esta presentación no solo recaudó fondos para un próximo ballet basado en las orquestas de prisioneros de Auschwitz, sino que también destacó el poder de la música como una forma de compromiso con la historia del Holocausto y como un recordatorio de la importancia de su memoria, especialmente en un momento en que el antisemitismo está resurgiendo a nivel mundial.

Anita Lasker-Wallfisch, una prisionera y violonchelista en Auschwitz, expresó que mientras los nazis quisieran una orquesta, sería contraproducente matar a sus miembros. Su nieto, Simon Wallfisch, participó en la presentación musical, conectando generaciones a través de la música y la memoria. Los libros como “Los Músicos de Auschwitz” y los hallazgos de Geyer demuestran el impacto que tuvo la música en la supervivencia de los prisioneros.

La música en los campos de concentración no solo era una herramienta de opresión, sino también un medio de consuelo, apoyo y resistencia. A pesar de ser forzados a tocar marchas para mantener en movimiento a otros prisioneros, los músicos encontraron maneras de rebelarse a través de lo que Geyer describe como “criptogramas musicales”, incorporando mensajes ocultos en su música. Algunas partituras incluían el himno nacional polaco y “The Stars and Stripes Forever” de John Philip Sousa, como formas de resistencia y afirmación de la identidad.

Este proyecto de restauración y presentación no solo honra a aquellos que sufrieron y murieron en Auschwitz, sino que también resalta la capacidad de la música para documentar experiencias, expresar emociones y mantener viva la humanidad en las circunstancias más desoladoras. La música, en este contexto, se convierte en un testimonio vivo de la historia, un recordatorio de la resistencia y la resiliencia del espíritu humano frente a la adversidad extrema.

Fuentes

Washington Post

“La música es increíblemente poderosa y nos permite relacionarnos con el Holocausto de una manera nueva y diferente”

- Leo Geyer, compositor y director británico.

Dec 4, 2023
Colglobal News

En un conmovedor acto en Londres, una melodía compuesta por un prisionero en un campo de exterminio nazi resonó por primera vez en décadas. La obra, titulada “Futile Regrets”, evoca las profundas tristezas y realidades desgarradoras vividas en Auschwitz-Birkenau. Esta pieza forma parte de una colección de 210 partituras musicales descubiertas por el compositor y director británico Leo Geyer durante una visita en 2015 a Auschwitz, el mayor campo de exterminio operado por la Alemania nazi en Polonia ocupada.

Geyer, quien viajó a Polonia para comprender mejor el trabajo del historiador y experto en el Holocausto Martin Gilbert, se encontró con un tesoro de archivos musicales en Auschwitz. Estas partituras, arregladas y tocadas por músicos prisioneros en las orquestas del campo, se convirtieron en un testimonio de los horrores del Holocausto. La música, utilizada por los nazis como parte de su maquinaria de exterminio, también sirvió como una forma de expresión y documentación de las atrocidades para los prisioneros.

La tarea de Geyer fue monumental: reconstruir y dar vida a estas obras musicales que no se habían interpretado desde la guerra. Este proyecto le llevó siete años, seis visitas a Auschwitz, entrevistas con sobrevivientes y extensas horas de investigación. Se enfrentó a desafíos significativos, como partituras incompletas, dañadas y escritas para una mezcla inusual de instrumentos, reflejando la realidad de los prisioneros que usaban lo que tenían a mano para crear música.

Entre las piezas descubiertas, “Futile Regrets” se destacó por su profunda emotividad. La identidad y el destino de su compositor anónimo siguen siendo un misterio, pero su obra habla de vidas interrumpidas y futuros robados. Geyer, conmovido por la fuerza de estas composiciones, sintió el deber de completarlas y presentarlas al mundo, como un acto de memoria y homenaje a aquellos que sufrieron y perecieron en el Holocausto.

En un conmovedor acto en Londres, una melodía compuesta por un prisionero en un campo de exterminio nazi resonó por primera vez en décadas. La obra, titulada “Futile Regrets”, evoca las profundas tristezas y realidades desgarradoras vividas en Auschwitz-Birkenau. Esta pieza forma parte de una colección de 210 partituras musicales descubiertas por el compositor y director británico Leo Geyer durante una visita en 2015 a Auschwitz, el mayor campo de exterminio operado por la Alemania nazi en Polonia ocupada.

Geyer, quien viajó a Polonia para comprender mejor el trabajo del historiador y experto en el Holocausto Martin Gilbert, se encontró con un tesoro de archivos musicales en Auschwitz. Estas partituras, arregladas y tocadas por músicos prisioneros en las orquestas del campo, se convirtieron en un testimonio de los horrores del Holocausto. La música, utilizada por los nazis como parte de su maquinaria de exterminio, también sirvió como una forma de expresión y documentación de las atrocidades para los prisioneros.

La tarea de Geyer fue monumental: reconstruir y dar vida a estas obras musicales que no se habían interpretado desde la guerra. Este proyecto le llevó siete años, seis visitas a Auschwitz, entrevistas con sobrevivientes y extensas horas de investigación. Se enfrentó a desafíos significativos, como partituras incompletas, dañadas y escritas para una mezcla inusual de instrumentos, reflejando la realidad de los prisioneros que usaban lo que tenían a mano para crear música.

Entre las piezas descubiertas, “Futile Regrets” se destacó por su profunda emotividad. La identidad y el destino de su compositor anónimo siguen siendo un misterio, pero su obra habla de vidas interrumpidas y futuros robados. Geyer, conmovido por la fuerza de estas composiciones, sintió el deber de completarlas y presentarlas al mundo, como un acto de memoria y homenaje a aquellos que sufrieron y perecieron en el Holocausto.

Algo Curioso
La música en Auschwitz no solo era una herramienta de opresión por parte de los nazis, sino también un medio de expresión y resistencia para los prisioneros. A través de la música, lograron mantener un sentido de humanidad y resistencia en un entorno de desesperanza y terror.

La Música en Medio del Horror

La restauración de estas partituras musicales por parte de Leo Geyer no fue solo un acto de recuperación histórica, sino también un profundo ejercicio de empatía y conexión con el pasado. Durante ocho años, Geyer se dedicó a restaurar las composiciones originales escritas por miembros de una orquesta de prisioneros en Auschwitz. Este proceso implicó no solo la reconstrucción física de las partituras, sino también un esfuerzo por comprender y transmitir el mensaje emocional que los prisioneros intentaron expresar a través de su música.

La pieza “Futile Regrets”, interpretada en el teatro Sadler's Wells de Londres, es un ejemplo conmovedor de esta música del corazón, creada en medio del dolor y el sufrimiento. Geyer, aunque no es judío ni polaco, sintió una profunda conexión con estas obras, percibiendo en ellas un llamado a recordar y comprender mejor la historia del Holocausto. Su trabajo no solo rescató estas melodías del olvido, sino que también ofreció una nueva perspectiva sobre cómo la música puede servir como un poderoso medio de expresión y resistencia en circunstancias extremas.

La condición de las partituras, muchas de ellas dañadas y parciales, reflejaba la brutalidad del contexto en el que fueron creadas. Geyer se enfrentó al desafío de reconstruir estas obras a partir de fragmentos, en un proceso que comparó con armar un rompecabezas de 200 piezas, muchas de ellas faltantes o dañadas. Este meticuloso trabajo reveló no solo la habilidad musical de los prisioneros, sino también su resistencia y deseo de dejar un legado a pesar de las circunstancias desesperadas.

El proyecto de Geyer va más allá de la mera restauración musical; es un acto de recuperación de la humanidad en medio de la inhumanidad. Al reconstruir estas piezas, Geyer no solo preserva una parte importante de la historia del Holocausto, sino que también honra la memoria de aquellos que, a través de la música, encontraron una forma de resistir y expresar su humanidad en medio del horror. Su trabajo nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, el espíritu humano puede encontrar maneras de expresarse y dejar una huella imborrable.

La Música como Testimonio: Voces del Pasado en el Presente

La presentación de las obras restauradas por Leo Geyer, denominadas “Orquestas de Auschwitz”, en el teatro Sadler’s Wells de Londres, no solo fue un acto de remembranza, sino también una poderosa manifestación del papel de la música durante el Holocausto. Geyer, consciente de la importancia de la música en la vida de los prisioneros de Auschwitz, utilizó instrumentos como acordeones y saxofones para recrear fielmente el sonido de las orquestas del campo de concentración, que a menudo estaban compuestas por una mezcla inusual de instrumentos.

La música interpretada, que incluía la pieza “Futile Regrets”, fue comparada con las páginas de una novela trágica, evocando las realidades desoladoras de Auschwitz-Birkenau. Esta presentación no solo recaudó fondos para un próximo ballet basado en las orquestas de prisioneros de Auschwitz, sino que también destacó el poder de la música como una forma de compromiso con la historia del Holocausto y como un recordatorio de la importancia de su memoria, especialmente en un momento en que el antisemitismo está resurgiendo a nivel mundial.

Anita Lasker-Wallfisch, una prisionera y violonchelista en Auschwitz, expresó que mientras los nazis quisieran una orquesta, sería contraproducente matar a sus miembros. Su nieto, Simon Wallfisch, participó en la presentación musical, conectando generaciones a través de la música y la memoria. Los libros como “Los Músicos de Auschwitz” y los hallazgos de Geyer demuestran el impacto que tuvo la música en la supervivencia de los prisioneros.

La música en los campos de concentración no solo era una herramienta de opresión, sino también un medio de consuelo, apoyo y resistencia. A pesar de ser forzados a tocar marchas para mantener en movimiento a otros prisioneros, los músicos encontraron maneras de rebelarse a través de lo que Geyer describe como “criptogramas musicales”, incorporando mensajes ocultos en su música. Algunas partituras incluían el himno nacional polaco y “The Stars and Stripes Forever” de John Philip Sousa, como formas de resistencia y afirmación de la identidad.

Este proyecto de restauración y presentación no solo honra a aquellos que sufrieron y murieron en Auschwitz, sino que también resalta la capacidad de la música para documentar experiencias, expresar emociones y mantener viva la humanidad en las circunstancias más desoladoras. La música, en este contexto, se convierte en un testimonio vivo de la historia, un recordatorio de la resistencia y la resiliencia del espíritu humano frente a la adversidad extrema.

Fuentes

Washington Post

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