El 17 de febrero de 2025, los principales líderes europeos se reunieron de emergencia en París en un esfuerzo por definir una postura común frente a la crisis en Ucrania y el futuro de la seguridad en Europa. Este encuentro fue convocado por el presidente francés Emmanuel Macron, tras el anuncio del presidente estadounidense Donald Trump de iniciar negociaciones directas con Rusia, excluyendo tanto a Ucrania como a los aliados europeos.
Entre los participantes de esta reunión clave estuvieron Emmanuel Macron (Francia), Olaf Scholz (Alemania), Keir Starmer (Reino Unido), Giorgia Meloni (Italia), Donald Tusk (Polonia), Pedro Sánchez (España), Dick Schoof (Países Bajos) y Mette Frederiksen (Dinamarca). También participaron Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea; António Costa, presidente del Consejo Europeo; y Mark Rutte, secretario general de la OTAN.
Durante la cumbre, se discutieron temas cruciales: el suministro de armas a Ucrania, un posible despliegue de tropas europeas como garantes de la seguridad en la postguerra, y la elaboración de un plan de paz para el país invadido. Sin embargo, las opiniones de los líderes revelaron profundas divisiones. Francia y el Reino Unido se mostraron dispuestos a enviar tropas en el marco de misiones de paz, mientras que Alemania, Polonia y España señalaron que esa decisión era prematura, optando por ofrecer apoyo principalmente logístico y económico.

El canciller alemán Olaf Scholz cuestionó duramente la exclusión de Ucrania en estas discusiones, destacando que cualquier debate sobre resultados debe incluir al país afectado. En esta línea, el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy expresó que Ucrania no aceptará acuerdos de paz sin su participación directa.
La decisión de Trump de negociar exclusivamente con Rusia, sin incluir a los aliados europeos, generó un fuerte descontento en Europa. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, subrayó la necesidad de reforzar urgentemente la defensa europea, señalando que este es "un punto de inflexión en la seguridad del continente". En este contexto, la presión de Estados Unidos para que los países de la OTAN aumenten su gasto en defensa hasta un 5% del PIB, frente al actual 2%, se convirtió en un tema prominente en el debate.
Otro punto clave fue la próxima ronda de conversaciones entre funcionarios rusos y estadounidenses, que tendrá lugar en Arabia Saudí. La exclusión de Ucrania en este diálogo exacerbó la urgencia de la reunión en París y llevó a líderes como Keir Starmer, del Reino Unido, a declarar la disposición de su país a enviar tropas de paz, siempre y cuando hubiera un compromiso de seguridad por parte de Estados Unidos.
La cumbre dejó entrever las tensiones entre los líderes europeos ante la falta de consenso sobre el despliegue de tropas y las nuevas medidas de defensa, mostrando las divisiones internas de la Unión Europea en la gestión de la crisis ucraniana. Sin embargo, también reafirmó la necesidad de una coordinación estratégica y una mayor autonomía en materia de seguridad frente a la creciente presión internacional. La propuesta de Trump de excluir a Europa y Ucrania en las conversaciones de paz no tiene precedentes en las recientes crisis internacionales, marcando un cambio significativo en la diplomacia tradicional estadounidense.