Los hermanos Erik y Lyle Menéndez, conocidos por el asesinato de sus padres, José y Kitty Menéndez, en su casa de Beverly Hills el 20 de agosto de 1989, están más cerca de una posible liberación. Sentenciados originalmente en 1996 a dos cadenas perpetuas sin posibilidad de libertad condicional por asesinato en primer grado, podrían recibir una nueva sentencia tras casi 35 años en prisión.
La recomendación de resentencia viene de parte del fiscal de distrito de Los Ángeles, George Gascón, quien considera que los hermanos podrían ser elegibles para libertad condicional debido a su edad al momento del crimen, cuando Lyle tenía 21 años y Erik, 18. Gascón ha propuesto una sentencia de 50 años a cadena perpetua, citando la nueva evidencia que indica que los hermanos fueron víctimas de abuso sexual y emocional durante su infancia. Un elemento clave en esta nueva perspectiva es una carta escrita por Erik en 1988 detallando el abuso que sufrió y los testimonios de un exmiembro de la banda Menudo que también acusó a José Menéndez de abuso sexual.
El proceso judicial a seguir implica que un juez revisará la recomendación de Gascón en un plazo de 30 a 45 días. Si la recomendación es aceptada, Erik y Lyle comparecerán ante la junta de libertad condicional para determinar su posible liberación. La propuesta del fiscal ha generado opiniones divididas; mientras algunos miembros de su oficina expresan desacuerdo y familiares de las víctimas se oponen a la liberación, la narrativa pública ha cambiado notablemente en años recientes. Documentales y series que resaltan la historia de abuso vivida por los hermanos han influido en la percepción del caso, con figuras públicas como Kim Kardashian manifestando su apoyo a los Menéndez.
En este contexto, Gascón señaló que, aunque no existe justificación para los asesinatos, considera que "los hermanos fueron sometidos a un entorno familiar disfuncional y abusivo". Esta declaración refuerza su postura de que los Menéndez han cumplido una condena significativa y que la nueva evidencia debe ser considerada en su resentencia.
El caso, que ha capturado la atención pública por más de tres décadas, está ahora en una etapa crucial que podría cambiar el destino de Erik y Lyle Menéndez, dependiendo de la decisión del juez y la evaluación de la junta de libertad condicional.