En años recientes, la ingesta de refrescos dietéticos ha aumentado significativamente, siendo estos productos detectados regularmente en aguas residuales. La OMS ha emitido recomendaciones para reducir el consumo diario de azúcares libres a menos del 10% de la energía total, y a menos del 5% para obtener beneficios adicionales. Para ilustrar, un refresco regular de 335 ml de Coca-Cola contiene al menos siete cucharaditas de azúcar, superando las recomendaciones diarias.
Los refrescos dietéticos, que emplean edulcorantes artificiales como aspartamo, sacarina y sucralosa, y naturales como stevia y extracto de fruta del monje, han sido señalados por sus efectos adversos en la salud. Los consumidores regulares de estas bebidas corren un mayor riesgo de desarrollar condiciones metabólicas como diabetes y enfermedades cardíacas, incluso después de ajustar por otros factores de estilo de vida.
En 2023, la OMS clasificó el aspartamo como "posiblemente carcinogénico para humanos", si bien enfatizó que su consumo ocasional es seguro. Un estudio de la OMS en 2022 reveló que, aunque ensayos controlados aleatorios sugieren que los edulcorantes artificiales pueden facilitar una ligera pérdida de peso, los estudios observacionales indican un 76% de mayor probabilidad de obesidad en consumidores frecuentes.
Adicionalmente, hay evidencia preliminar de que los edulcorantes artificiales pueden irritar el sistema digestivo, causando inflamación y síntomas como diarrea y distensión abdominal. Asimismo, el consumo elevado de estos refrescos se ha vinculado con enfermedades hepáticas, relacionadas también a la inflamación. Los ácidos presentes en muchos refrescos, particularmente el ácido fosfórico y ácido cítrico, pueden además dañar el esmalte dental.
Ante estos indicios, la OMS recomienda optar por alternativas más saludables como agua, agua con infusiones, agua con gas, tés herbales o leches para la hidratación diaria. A pesar de que el consumo ocasional de refrescos dietéticos no es perjudicial, su ingesta frecuente puede aumentar los riesgos para la salud a largo plazo.
Los efectos nocivos de estas bebidas dietéticas subrayan la importancia de una mayor conciencia sobre los ingredientes de los productos consumidos y la necesidad de promover opciones más saludables.
La discusión sobre los riesgos asociados a los refrescos dietéticos destaca la necesidad de revisar y considerar las orientaciones sobre el consumo de estos productos, para evitar problemas de salud graves a largo plazo. En un solo año, una persona puede llegar a consumir hasta 170 litros de bebidas dietéticas según datos de las encuestas de consumo en diversos países, subrayando la relevancia de estos hallazgos para la salud pública.