En una audiencia, Rodolfo Hernández, enfrentó uno de los momentos más difíciles de su vida. Ante el juez Décimo Penal del Circuito de Bucaramanga, no solo enfrentaba una posible condena por corrupción relacionada con el caso Vitalogic sino que también compartió una noticia personal devastadora: su diagnóstico de cáncer terminal. Este revelador momento se dio en el contexto de una audiencia que determinaría su culpabilidad en irregularidades durante su gestión como alcalde de Bucaramanga, específicamente en un contrato de asesoría que habría beneficiado indebidamente a su hijo.
La carrera política de Hernández ha sido, sin duda, controversial. Ascendiendo al poder con una campaña que desafiaba las convenciones, su administración no estuvo exenta de críticas y aplausos. Conocido por su radical discurso anticorrupción y por actitudes que rompían el molde tradicional político, Hernández logró construir una base de seguidores leales. Sin embargo, este apoyo no fue suficiente para blindarlo contra las acusaciones de corrupción que eventualmente lo llevaron ante la justicia.
La Fiscalía presentó pruebas contundentes que incluían conversaciones y documentos que sugerían un claro interés indebido en la adjudicación del contrato a Vitalogic, empresa relacionada con la gestión de residuos y en la cual su hijo tenía intereses. A pesar de su defensa y del apoyo público, el juez halló suficiente evidencia para condenarlo, marcando así un punto de inflexión en su vida tanto profesional como personal.