En la madrugada del 8 de marzo de 2025, Rusia perpetró una serie de ataques certeros en territorio ucraniano, dejando un saldo de al menos 22 personas fallecidas y 47 heridas. El primer y más destructivo impacto ocurrió en Dobropillia, en la región de Donetsk, donde dos misiles balísticos alcanzaron el centro de la ciudad, acabando con la vida de 11 civiles, entre ellos cinco niños, y causando heridas a 30 personas. Además, ocho bloques de apartamentos fueron gravemente dañados, lo que dejó gran parte de la infraestructura irreconocible. Según denunció el presidente Volodymyr Zelenskyy, una segunda ofensiva en el mismo lugar, tras la llegada de los servicios de emergencia, buscaba sembrar el terror entre la población.
En la región de Kharkiv, otra ciudad fue blanco de ataques: Bohodukhiv, donde drones rusos dejaron un saldo de tres muertos y siete heridos. Las localidades de Pokrovsk, Kostyantynivka, Myrnograd e Ivanopillya tampoco fueron inmunes a los bombardeos, lo que elevó aún más el número de víctimas mortales y heridas. Los ataques dejaron edificios destruidos, vehículos quemados y miles de residentes desplazados.
El contexto de este ataque se agrava con la reciente decisión de Estados Unidos de suspender la ayuda militar e inteligencia a Ucrania, medida tomada tras una controversia diplomática durante la visita del presidente Zelenskyy a la Casa Blanca. Esta decisión ha debilitado considerablemente la capacidad defensiva de Ucrania, afectando su óptima utilización de inteligencia satelital estadounidense que anteriormente permitía responder con mayor precisión a las ofensivas rusas. Durante la noche del ataque, se reportaron el lanzamiento de tres misiles Iskander y 145 drones, que combinaban drones de ataque con drones señuelo, desbordando las defensas aéreas ucranianas.
El presidente Zelenskyy ha hecho un llamado claro para intensificar las sanciones internacionales contra Rusia con el objetivo de desmoronar su economía bélica. También destacó la gravedad de la destrucción en Dobropillia, que, según sus palabras, ha sido transformada en un lugar de ruinas y escombros.
Por su parte, el primer ministro de Polonia, Donald Tusk, criticó la falta de respuesta contundente contra Rusia, calificándola como un "apaciguamiento de los bárbaros". Mientras tanto, en la región de Kursk, la situación logística se ha vuelto delicada debido al avance significativo de las fuerzas rusas en territorio ucraniano en lo que parece ser un cambio de estrategia en su operación militar.
Con estos ataques, el conflicto en Ucrania avanza hacia una etapa más violenta, intensificando una crisis humanitaria de gran alcance. A medida que la situación empeora, la comunidad internacional enfrenta mayores desafíos ante la creciente desesperación de los ucranianos, limitados en su capacidad para responder debido a la falta de apoyo militar clave.
Desde que comenzó el conflicto en Ucrania en 2022, los ataques con misiles y drones han sido una herramienta recurrente por parte de Rusia, planteando desafíos inéditos para las defensas aéreas tradicionales a nivel mundial.