Rusia ha empezado a retirar algunas de sus tropas de Ucrania en respuesta a una incursión militar ucraniana en la región de Kursk, que comenzó alrededor del 6 de agosto de 2024. Este movimiento, según el *Wall Street Journal*, ha sorprendido a muchos, aunque la magnitud y el número exacto de tropas retiradas aún no son claros, según funcionarios estadounidenses.
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En una operación descrita como un intento de debilitar las capacidades logísticas rusas, las fuerzas ucranianas han capturado aproximadamente 1,000 kilómetros cuadrados de territorio ruso y 74 asentamientos en la región de Kursk. El objetivo de esta incursión, según los analistas, es evitar que Moscú envíe refuerzos a la línea del frente en Donetsk.
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La incursión ha generado diversas reacciones. Volodymyr Zelensky, presidente de Ucrania, defendió la operación como una cuestión de seguridad, argumentando que es razonable atacar a las fuerzas rusas en sus propias bases. La situación ha llevado a la evacuación de residentes en la región de Belgorod, a medida que se reportan incursiones de tropas ucranianas en esa área también.
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El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Ucrania, Heorhii Tykhyi, pronunció que la operación tiene como objetivo principal proteger a la población ucraniana y no consiste en una ocupación prolongada de territorio ruso. De igual modo, el Ministro de Defensa de Lituania, Laurynas Kasciunas, informó sobre la transferencia de tropas rusas desde Kaliningrado hacia Kursk, lo que refleja la gravedad de la situación.
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En el frente de Donbas, las hostilidades no han cambiado significativamente, aunque los bombardeos aéreos rusos han aumentado en intensidad. Este evento ha colocado al presidente ruso Vladimir Putin en una posición difícil, ya que esta incursión marca la primera vez desde la Segunda Guerra Mundial que fuerzas extranjeras invaden territorio ruso.
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El contexto general señala que la incursión ucraniana se produce mientras Ucrania enfrenta grandes retos en el este del país, con las fuerzas rusas avanzando hacia Pokrovsk, a unos 15 kilómetros de la ciudad clave. Observadores militares sugieren que la escalada podría desencadenar una nueva ola de movilización en Rusia. Es la primera vez desde la Segunda Guerra Mundial que fuerzas extranjeras han invadido territorio ruso, lo cual añade una dimensión histórica a la situación actual.