Tras ser deportado de Estados Unidos, donde cumplió una condena de ocho años por narcotráfico, Salvatore Mancuso ha sido otorgado libertad condicional por la jueza Luz Marina Zamora del tribunal de Justicia y Paz en Colombia. Esta decisión, que marca un momento significativo en la justicia transicional colombiana, se basa en el cumplimiento de Mancuso de las sentencias impuestas y su designación como gestor de paz por el gobierno de Gustavo Petro.
Mancuso, conocido por su papel en las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y responsable de numerosos crímenes durante el conflicto armado, deberá ahora adherirse a condiciones estrictas, incluyendo la no repetición de delitos, la presentación trimestral ante el juzgado, y la prohibición de visitar lugares donde cometió crímenes. Su libertad condicional se extenderá por cuatro años, periodo durante el cual se espera que contribuya significativamente a la verdad y la reparación de las víctimas.
La noticia de su liberación ha generado reacciones mixtas. Mientras algunos ven en Mancuso una fuente crucial de verdad sobre los vínculos entre paramilitares y sectores políticos y económicos del país, otros temen que su liberación pueda ser prematura sin una reparación completa a las víctimas. Sin embargo, la jueza Zamora enfatizó que la libertad de Mancuso está sujeta a su cooperación continua y a que no sea requerido por otra autoridad judicial.
La llegada de Mancuso a Colombia y su posterior libertad condicional se enmarcan en un esfuerzo más amplio del gobierno colombiano por avanzar en el proceso de paz y reconciliación. Como gestor de paz, se espera que Mancuso facilite diálogos con grupos armados ilegales y contribuya a la desmovilización y reintegración de combatientes. A su vez, su papel en la revelación de verdades ocultas sobre el conflicto armado podría ser fundamental para entender y resolver uno de los capítulos más oscuros de la historia colombiana.