La creciente pérdida de biodiversidad está silenciando los sonidos naturales que una vez caracterizaron nuestros ecosistemas más vibrantes, desde densos bosques hasta coloridos arrecifes de coral. Investigadores en ecoacústica han observado que lugares que solían estar llenos de los llamados de aves y el murmullo de insectos ahora están notablemente más silenciosos. Estos "fósiles acústicos" representan lo único que queda de hábitats que han sido severamente alterados o completamente destruidos por la actividad humana.
Los expertos como el Profesor Bryan Pijanowski y Bernie Krause han dedicado décadas a grabar y analizar los sonidos de la naturaleza. Krause, quien ha grabado más de 5,000 horas de audio en hábitats alrededor del mundo, estima que el 70% de sus archivos proviene de ecosistemas que ya no existen. Estos cambios no solo representan una pérdida estética o cultural, sino que también son indicativos de cambios profundos y a menudo destructivos en los ecosistemas que sostienen la vida en la Tierra.