El centro de Myanmar fue sacudido el 28 de marzo de 2025 por un fuerte terremoto de magnitud 7.7 a las 12:50 p.m., hora local. El epicentro se localizó a 17.2 km de Mandalay, la segunda ciudad más grande del país, y tuvo una profundidad de 10 km, lo que maximizó el impacto en la superficie. Apenas 12 minutos después, un aftershock de magnitud 6.4 complicó aún más la situación en la región.
Scenes from Bangkok, Thailand, affected by the massive earthquake in South East Asia today. #earthquake pic.twitter.com/Y6vT8xIiw7
— Anonymous (@YourAnonCentral) March 28, 2025
Las consecuencias fueron devastadoras para Myanmar y Tailandia. En Myanmar, las autoridades confirmaron la muerte de al menos 144 personas y 732 heridos, cifras que podrían aumentar mientras las labores de rescate continúan. Las áreas más afectadas incluyen Mandalay, Toungoo y Aungban. El estado de emergencia ha sido declarado en seis regiones, y hospitales de ciudades como Naypyidaw están desbordados, llevando a tratar a muchos heridos al aire libre debido a los daños en las infraestructuras médicas.
En Tailandia, al menos 10 personas perdieron la vida, incluyendo 7 de ellas durante el colapso de un rascacielos en un sitio de construcción en Bangkok. Se reportan además 81 trabajadores atrapados bajo los escombros de dicha estructura. La administración metropolitana de la ciudad ha declarado Bangkok como zona de desastre, movilizando equipos de rescate y usando drones para localizar sobrevivientes.
El impacto en la infraestructura es extenso en ambas naciones. En Myanmar, colapsó un puente que conectaba Mandalay con Sagaing, dificultando aún más el transporte de ayuda y los esfuerzos de rescate en la región. En Naypyidaw, calles agrietadas y edificios dañados complejizan las tareas de evaluación de daños. La falta de comunicación y el control de información por parte del gobierno militar agravaron la capacidad de respuesta inmediata en varias áreas.
A nivel internacional, organizaciones como la OMS han activado su sistema de emergencia para enviar suministros médicos a la región. Entidades como la Unión Europea y la Cruz Roja han ofrecido asistencia para enfrentar la crisis humanitaria y proporcionar la ayuda necesaria en las zonas más afectadas.
Testigos que experimentaron el terremoto en Mandalay describieron imágenes de caos, con edificios colapsados y muchas personas atrapadas bajo los escombros. Relataron además la falta de materiales y equipos adecuados para rescatar a las víctimas. Según funcionarios, la situación política y la limitada disposición de recursos dificultan aún más las operaciones de ayuda.
Este terremoto ya es considerado uno de los eventos sísmicos más devastadores en la región en décadas, tanto por su magnitud como por la pérdida de vidas y el daño a la infraestructura crítica.