Un estudio reciente ha encontrado que los suplementos dietéticos de ácidos grasos omega-3, disponibles en cápsulas de aceite de pescado, pueden reducir la agresión hasta en un 28%. La investigación, llevada a cabo por la Universidad de Pennsylvania, se basó en un metaanálisis de 29 ensayos controlados aleatorios que incluyeron a un total de 3,918 participantes. Los ensayos, que se realizaron entre 1996 y 2024, abarcaron un período promedio de 16 semanas y consideraron diversas poblaciones, desde niños menores de 16 años hasta adultos de entre 50 y 60 años.
Los resultados evidenciaron una reducción modesta pero significativa a corto plazo en la agresión, que alcanzó hasta un 28% en diferentes variables como edad, género, diagnóstico médico, duración y dosis del tratamiento. Esta reducción abarcó tanto la agresión reactiva, que ocurre en respuesta a la provocación, como la agresión proactiva, que es un comportamiento planificado de antemano. La investigación sugiere que los beneficios de los omega-3 en la reducción de la agresión están vinculados a su capacidad para disminuir la inflamación y mantener procesos cerebrales vitales.
Además de la reducción de la agresión, los ácidos grasos omega-3 también han demostrado ser beneficiosos para la salud cardíaca. Estos suplementos pueden ayudar a disminuir el riesgo de ataques cardíacos fatales, accidentes cerebrovasculares y otros problemas cardiovasculares. El estudio publicado en *Aggression and Violent Behavior* subraya la importancia de considerar la inclusión de omega-3 en la dieta como una medida potencialmente eficaz para reducir la agresión en diversos contextos, ya sea en la comunidad o en el sistema de justicia penal.
Aunque los resultados son prometedores, los investigadores enfatizan la necesidad de realizar estudios más amplios y a largo plazo para confirmar estos hallazgos y comprender mejor el impacto de los omega-3 en el comportamiento. Si bien los suplementos de omega-3 no son una solución mágica para resolver completamente el problema de la violencia en la sociedad, los científicos están convencidos de que pueden contribuir de manera significativa a abordar este problema complejo y esperan que se actúe en función de estos nuevos conocimientos.
Junto con los beneficios para reducir la agresión, los ácidos grasos omega-3 también han mostrado tener propiedades antiinflamatorias, cardioprotectoras y potenciadoras de funciones cerebrales, sin mencionar su popularidad en la dieta mediterránea y otras prácticas alimentarias saludables.