La controversia en torno a las corridas de toros en México ha alcanzado un nuevo pico tras la decisión de una jueza federal de suspender nuevamente estos eventos en la Plaza Monumental de México. Este fallo ha puesto en jaque los espectáculos programados para el fin de semana, sumergiendo a la tauromaquia en una incertidumbre legal. La suspensión, que afecta directamente a la Plaza México, el recinto taurino más grande del mundo, ha sido resultado de un amparo aceptado por la magistrada, en respuesta a las acciones legales emprendidas por organizaciones de defensa de los derechos animales.
El regreso de las corridas de toros a la Ciudad de México había sido una realidad efímera, con la reanudación de estos eventos tras más de un año y medio de suspensión. La decisión de la Corte Suprema de Justicia de revocar temporalmente un fallo local que favorecía a los defensores de los derechos animales había generado expectativas entre los aficionados. Sin embargo, la reciente resolución judicial ha vuelto a poner en duda el futuro de la tauromaquia en la capital mexicana.
La Plaza México, preparándose para celebrar su 78º aniversario con corridas destacadas, se ha visto obligada a enfrentar esta nueva suspensión. La decisión judicial ha sido cuestionada por los representantes de la plaza, quienes argumentan que ignora un fallo previo de la Suprema Corte de Justicia. Este complejo escenario legal refleja la división de opiniones en México respecto a la tauromaquia, una práctica arraigada en la cultura pero cada vez más cuestionada desde el punto de vista ético y de derechos animales.
Mientras tanto, las protestas no se han hecho esperar. Activistas y defensores de los derechos de los animales se han congregado frente a la Plaza México, manifestando su rechazo a las corridas de toros y calificándolas de actos de sadismo. Estas protestas, aunque mayormente pacíficas, han evidenciado la creciente tensión social en torno a esta práctica. Por un lado, los activistas celebran la suspensión como un avance en la lucha por los derechos animales; por otro, los aficionados y profesionales del sector taurino ven amenazados sus intereses y tradiciones.