Mundo

Tensiones nucleares crecen tras ataque ucraniano a bases con aviones estratégicos rusos

El reciente ataque con drones realizado por Ucrania contra aeródromos rusos con aviones de capacidad nuclear ha acentuado las advertencias de represalia por parte de Vladimir Putin y generado inquietud en Washington ante el riesgo creciente de una confrontación nuclear, mientras asesores del Kremlin y del presidente estadounidense, Donald Trump, buscan influir en la respuesta y el respaldo de EE.UU. a Kiev.

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Tensiones nucleares crecen tras ataque ucraniano a bases con aviones estratégicos rusos

El reciente ataque con drones realizado por Ucrania contra aeródromos rusos con aviones de capacidad nuclear ha acentuado las advertencias de represalia por parte de Vladimir Putin y generado inquietud en Washington ante el riesgo creciente de una confrontación nuclear, mientras asesores del Kremlin y del presidente estadounidense, Donald Trump, buscan influir en la respuesta y el respaldo de EE.UU. a Kiev.

"Los niveles de riesgo están aumentando considerablemente"

– Señaló Keith Kellogg, enviado de Trump para Ucrania y Rusia.

6/6/2025

La tensión entre Rusia, Ucrania y los aliados occidentales alcanzó un nuevo umbral tras el ataque ucraniano con drones del pasado fin de semana contra bases aéreas rusas, que según Kiev dejó más de 40 aviones dañados, incluidos bombarderos Tu-95 y Tu-22M, capaces de transportar armamento con ojivas nucleares. Estos aparatos forman parte del sistema de disuasión nuclear ruso junto a los misiles basados en silos y submarinos.


El presidente ruso, Vladimir Putin, advirtió que responderá a los ataques contra aviones estratégicos en bases aéreas. Tras una conversación telefónica sostenida el miércoles con Donald Trump, actual presidente de Estados Unidos, el mandatario estadounidense declaró: “El presidente Putin dijo, y con mucha firmeza, que tendrá que responder al reciente ataque a los aeródromos”.


Kirill Dmitriev, director del fondo soberano ruso y enlace clave entre el Kremlin y el entorno de Trump, calificó el ataque ucraniano como una agresión a los “activos nucleares rusos” y advirtió del riesgo de una tercera guerra mundial. Dmitriev subrayó la urgencia de una comunicación clara para evitar una escalada incontrolable.


El bombardeo no solo inutilizó aeronaves empleadas en ofensivas recientes contra ciudades ucranianas, sino que afectó a varios modelos preparados para portar armas nucleares. Las operaciones han dejado miles de víctimas en Ucrania y afectado infraestructuras críticas de energía y calefacción que impactan a millones de residentes.


La reacción política en Washington ha sido diversa. Figuras del movimiento MAGA como Steve Bannon y Charlie Kirk criticaron enérgicamente la acción, alertando que “estamos más cerca de una guerra nuclear que desde que esto comenzó en 2022”, según Kirk. Bannon llegó a comparar el ataque con el de Pearl Harbor.


Dentro del propio entorno de Trump, asesores más centristas y con nexos con Ucrania han alertado también sobre el incremento de los riesgos nucleares al atacar componentes de la “tríada nuclear”. Keith Kellogg, delegado de Trump para Ucrania y Rusia, expuso que el ataque a componentes estratégicos incrementa de manera considerable la incertidumbre sobre la respuesta de Rusia. Kellogg también hizo referencia a rumores no confirmados sobre un ataque ucraniano a la flota nuclear rusa en Severomorsk, aunque no hay información oficial que respalde una explosión en ese sitio.


Otros asesores de política exterior estadounidenses, como Dan Caldwell, han manifestado el peligro de una escalada que derive en un enfrentamiento directo entre Rusia y la OTAN, y urgieron a la administración actual a distanciarse de cualquier ofensiva ucraniana contra las fuerzas nucleares estratégicas rusas, solicitando incluso el cese total de cualquier apoyo directo o indirecto en estas acciones.


Las preocupaciones en torno al posible uso de armas nucleares por parte de Rusia no son inéditas. Funcionarios estadounidenses recordaron que tras las derrotas militares rusas cerca de Járkov y Jersón en septiembre de 2022, Moscú sugería la opción de emplear armamento nuclear en el campo de batalla. Según altos funcionarios del gobierno de Biden, la probabilidad de que Rusia utilizara un arma nuclear si Ucrania avanzaba hacia Crimea se consideraba entonces en un 50%.


Ucrania, que renunció a sus armas nucleares en 1994 a cambio de garantías de seguridad ofrecidas por Estados Unidos, Reino Unido y Rusia, sostiene que el Kremlin utiliza amenazas de ataque nuclear para presionar a Washington con el fin de limitar la asistencia hacia Kiev y evitar así una mayor escalada del conflicto.

Algo Curioso

"Los niveles de riesgo están aumentando considerablemente"

– Señaló Keith Kellogg, enviado de Trump para Ucrania y Rusia.

Jun 6, 2025
Colglobal News

La tensión entre Rusia, Ucrania y los aliados occidentales alcanzó un nuevo umbral tras el ataque ucraniano con drones del pasado fin de semana contra bases aéreas rusas, que según Kiev dejó más de 40 aviones dañados, incluidos bombarderos Tu-95 y Tu-22M, capaces de transportar armamento con ojivas nucleares. Estos aparatos forman parte del sistema de disuasión nuclear ruso junto a los misiles basados en silos y submarinos.


El presidente ruso, Vladimir Putin, advirtió que responderá a los ataques contra aviones estratégicos en bases aéreas. Tras una conversación telefónica sostenida el miércoles con Donald Trump, actual presidente de Estados Unidos, el mandatario estadounidense declaró: “El presidente Putin dijo, y con mucha firmeza, que tendrá que responder al reciente ataque a los aeródromos”.


Kirill Dmitriev, director del fondo soberano ruso y enlace clave entre el Kremlin y el entorno de Trump, calificó el ataque ucraniano como una agresión a los “activos nucleares rusos” y advirtió del riesgo de una tercera guerra mundial. Dmitriev subrayó la urgencia de una comunicación clara para evitar una escalada incontrolable.


El bombardeo no solo inutilizó aeronaves empleadas en ofensivas recientes contra ciudades ucranianas, sino que afectó a varios modelos preparados para portar armas nucleares. Las operaciones han dejado miles de víctimas en Ucrania y afectado infraestructuras críticas de energía y calefacción que impactan a millones de residentes.


La reacción política en Washington ha sido diversa. Figuras del movimiento MAGA como Steve Bannon y Charlie Kirk criticaron enérgicamente la acción, alertando que “estamos más cerca de una guerra nuclear que desde que esto comenzó en 2022”, según Kirk. Bannon llegó a comparar el ataque con el de Pearl Harbor.


Dentro del propio entorno de Trump, asesores más centristas y con nexos con Ucrania han alertado también sobre el incremento de los riesgos nucleares al atacar componentes de la “tríada nuclear”. Keith Kellogg, delegado de Trump para Ucrania y Rusia, expuso que el ataque a componentes estratégicos incrementa de manera considerable la incertidumbre sobre la respuesta de Rusia. Kellogg también hizo referencia a rumores no confirmados sobre un ataque ucraniano a la flota nuclear rusa en Severomorsk, aunque no hay información oficial que respalde una explosión en ese sitio.


Otros asesores de política exterior estadounidenses, como Dan Caldwell, han manifestado el peligro de una escalada que derive en un enfrentamiento directo entre Rusia y la OTAN, y urgieron a la administración actual a distanciarse de cualquier ofensiva ucraniana contra las fuerzas nucleares estratégicas rusas, solicitando incluso el cese total de cualquier apoyo directo o indirecto en estas acciones.


Las preocupaciones en torno al posible uso de armas nucleares por parte de Rusia no son inéditas. Funcionarios estadounidenses recordaron que tras las derrotas militares rusas cerca de Járkov y Jersón en septiembre de 2022, Moscú sugería la opción de emplear armamento nuclear en el campo de batalla. Según altos funcionarios del gobierno de Biden, la probabilidad de que Rusia utilizara un arma nuclear si Ucrania avanzaba hacia Crimea se consideraba entonces en un 50%.


Ucrania, que renunció a sus armas nucleares en 1994 a cambio de garantías de seguridad ofrecidas por Estados Unidos, Reino Unido y Rusia, sostiene que el Kremlin utiliza amenazas de ataque nuclear para presionar a Washington con el fin de limitar la asistencia hacia Kiev y evitar así una mayor escalada del conflicto.

La tensión entre Rusia, Ucrania y los aliados occidentales alcanzó un nuevo umbral tras el ataque ucraniano con drones del pasado fin de semana contra bases aéreas rusas, que según Kiev dejó más de 40 aviones dañados, incluidos bombarderos Tu-95 y Tu-22M, capaces de transportar armamento con ojivas nucleares. Estos aparatos forman parte del sistema de disuasión nuclear ruso junto a los misiles basados en silos y submarinos.


El presidente ruso, Vladimir Putin, advirtió que responderá a los ataques contra aviones estratégicos en bases aéreas. Tras una conversación telefónica sostenida el miércoles con Donald Trump, actual presidente de Estados Unidos, el mandatario estadounidense declaró: “El presidente Putin dijo, y con mucha firmeza, que tendrá que responder al reciente ataque a los aeródromos”.


Kirill Dmitriev, director del fondo soberano ruso y enlace clave entre el Kremlin y el entorno de Trump, calificó el ataque ucraniano como una agresión a los “activos nucleares rusos” y advirtió del riesgo de una tercera guerra mundial. Dmitriev subrayó la urgencia de una comunicación clara para evitar una escalada incontrolable.


El bombardeo no solo inutilizó aeronaves empleadas en ofensivas recientes contra ciudades ucranianas, sino que afectó a varios modelos preparados para portar armas nucleares. Las operaciones han dejado miles de víctimas en Ucrania y afectado infraestructuras críticas de energía y calefacción que impactan a millones de residentes.


La reacción política en Washington ha sido diversa. Figuras del movimiento MAGA como Steve Bannon y Charlie Kirk criticaron enérgicamente la acción, alertando que “estamos más cerca de una guerra nuclear que desde que esto comenzó en 2022”, según Kirk. Bannon llegó a comparar el ataque con el de Pearl Harbor.


Dentro del propio entorno de Trump, asesores más centristas y con nexos con Ucrania han alertado también sobre el incremento de los riesgos nucleares al atacar componentes de la “tríada nuclear”. Keith Kellogg, delegado de Trump para Ucrania y Rusia, expuso que el ataque a componentes estratégicos incrementa de manera considerable la incertidumbre sobre la respuesta de Rusia. Kellogg también hizo referencia a rumores no confirmados sobre un ataque ucraniano a la flota nuclear rusa en Severomorsk, aunque no hay información oficial que respalde una explosión en ese sitio.


Otros asesores de política exterior estadounidenses, como Dan Caldwell, han manifestado el peligro de una escalada que derive en un enfrentamiento directo entre Rusia y la OTAN, y urgieron a la administración actual a distanciarse de cualquier ofensiva ucraniana contra las fuerzas nucleares estratégicas rusas, solicitando incluso el cese total de cualquier apoyo directo o indirecto en estas acciones.


Las preocupaciones en torno al posible uso de armas nucleares por parte de Rusia no son inéditas. Funcionarios estadounidenses recordaron que tras las derrotas militares rusas cerca de Járkov y Jersón en septiembre de 2022, Moscú sugería la opción de emplear armamento nuclear en el campo de batalla. Según altos funcionarios del gobierno de Biden, la probabilidad de que Rusia utilizara un arma nuclear si Ucrania avanzaba hacia Crimea se consideraba entonces en un 50%.


Ucrania, que renunció a sus armas nucleares en 1994 a cambio de garantías de seguridad ofrecidas por Estados Unidos, Reino Unido y Rusia, sostiene que el Kremlin utiliza amenazas de ataque nuclear para presionar a Washington con el fin de limitar la asistencia hacia Kiev y evitar así una mayor escalada del conflicto.

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