El terremoto ocurrió durante la hora pico de la mañana del miércoles, golpeando principalmente la ciudad de Hualien, pero sus efectos se sintieron en toda la isla y hasta en Shanghai, China. Este sismo ha sido el más intenso desde el terremoto de 1999 que devastó la isla. En Taipei, los residentes experimentaron fuertes temblores, lo que llevó a la evacuación de escuelas y la suspensión de los servicios de tren y metro. Las autoridades de Taiwán y países vecinos emitieron alertas de tsunami, aunque estas fueron levantadas posteriormente sin reportes de olas destructivas.
Los daños más graves se concentraron en Hualien, donde edificios enteros se inclinaron o colapsaron, y extensos cortes de energía afectaron a la región. Equipos de rescate y voluntarios se movilizaron rápidamente para buscar a personas atrapadas entre los escombros, en medio de réplicas que continuaron sacudiendo el área. Los esfuerzos se centraron especialmente en túneles y minas donde se reportaron personas atrapadas.
Taiwán, acostumbrada a la actividad sísmica por su ubicación en el Anillo de Fuego del Pacífico, fue tomada por sorpresa por la magnitud del sismo. A pesar de estar bien preparada para terremotos, la intensidad de este evento puso a prueba la capacidad de respuesta de la isla. Las autoridades, criticadas por no emitir alertas tempranas, se apresuraron a coordinar las operaciones de rescate y asistencia a los afectados.