La Audiencia Provincial de Pontevedra en España ha emitido una sentencia que obliga a un hombre a pagar 88.000 euros a su exesposa en compensación por los 26 años dedicados al trabajo en el hogar. El caso se centra en la figura de Erica (nombre ficticio, para mantener la privacidad), quien tras casarse, dejó su empleo para dedicarse a las labores domésticas y a la crianza de su hija, función que desempeñó durante la duración del matrimonio. La sentencia inicial establecía una compensación de 120.000 euros, pero tras las apelaciones, se redujo la cantidad, teniendo en cuenta también las tareas realizadas por el exesposo en el hogar.
Durante el matrimonio, que comenzó en 1996, Erica trabajó fuera del hogar solo durante 205 días repartidos en distintos años, mientras que su esposo mantuvo una actividad profesional constante. El divorcio puso en evidencia el desequilibrio económico y de oportunidades profesionales que Erica enfrentó al reintegrarse al mercado laboral con 58 años, un factor que la corte consideró al determinar la compensación. La decisión del tribunal se basó en el reconocimiento de la dedicación y el trabajo no remunerado de Erica en el hogar, considerando estos como contribuciones fundamentales al bienestar familiar.
El proceso legal reveló las dinámicas económicas del matrimonio, donde el marido sostuvo la carga económica principal, mientras que Erica asumió las responsabilidades domésticas. A pesar de que se contrató a una empleada doméstica, la corte determinó que las labores de Erica excedían las tareas típicas de una jornada laboral, abarcando un compromiso continuo con el hogar y la familia. La compensación fue vista como una forma de valorar su contribución al matrimonio, más allá de las responsabilidades económicas directas.