Las nuevas normas del Vaticano, publicadas el 17 de mayo de 2024, implican un cambio significativo en la manera en que la Iglesia Católica aborda los eventos sobrenaturales. Anteriormente, los obispos locales tenían la autoridad para reconocer la naturaleza sobrenatural de fenómenos como apariciones y estatuas llorosas. A partir de ahora, solo el Papa podrá hacer tal declaración. Estas directrices actualizan la guía de 1978 que la Iglesia considera ya inadecuada.
Uno de los principales objetivos de estas nuevas normativas es proteger a los fieles de posibles fraudes y engaños. El Vaticano enfatiza que no busca controlar o sofocar las expresiones de fe, sino garantizar que los eventos atribuibles a lo divino no sean simplemente fruto de la imaginación o, peor aún, de intenciones maliciosas. Las reglas también están diseñadas para dar claridad y consistencia en el manejo de estos fenómenos.
Para los obispos, las nuevas normas indican seis posibles conclusiones al investigar un fenómeno sobrenatural. Estas van desde permitir y fomentar la devoción popular hasta declarar que un evento no tiene naturaleza sobrenatural. Este enfoque multifacético está destinado a guiar a los obispos en la toma de decisiones informadas y prudentes.
El cambio otorga al Papa la última palabra en la validación de fenómenos sobrenaturales, un movimiento que tiene como objetivo no solo proteger, sino también legitimar experiencias genuinas de fe, filtrando aquellas que podrían ser consideradas fraudulentas o producto de fabricación intencionada con otros fines.
Las nuevas normas del Vaticano, publicadas el 17 de mayo de 2024, implican un cambio significativo en la manera en que la Iglesia Católica aborda los eventos sobrenaturales. Anteriormente, los obispos locales tenían la autoridad para reconocer la naturaleza sobrenatural de fenómenos como apariciones y estatuas llorosas. A partir de ahora, solo el Papa podrá hacer tal declaración. Estas directrices actualizan la guía de 1978 que la Iglesia considera ya inadecuada.
Uno de los principales objetivos de estas nuevas normativas es proteger a los fieles de posibles fraudes y engaños. El Vaticano enfatiza que no busca controlar o sofocar las expresiones de fe, sino garantizar que los eventos atribuibles a lo divino no sean simplemente fruto de la imaginación o, peor aún, de intenciones maliciosas. Las reglas también están diseñadas para dar claridad y consistencia en el manejo de estos fenómenos.
Para los obispos, las nuevas normas indican seis posibles conclusiones al investigar un fenómeno sobrenatural. Estas van desde permitir y fomentar la devoción popular hasta declarar que un evento no tiene naturaleza sobrenatural. Este enfoque multifacético está destinado a guiar a los obispos en la toma de decisiones informadas y prudentes.
El cambio otorga al Papa la última palabra en la validación de fenómenos sobrenaturales, un movimiento que tiene como objetivo no solo proteger, sino también legitimar experiencias genuinas de fe, filtrando aquellas que podrían ser consideradas fraudulentas o producto de fabricación intencionada con otros fines.