Toyota Motor Corp. ha decidido no seguir patrocinando eventos del Orgullo LGBTQ+ en los Estados Unidos como parte de un cambio más amplio en sus políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI). La decisión fue detallada en un memorando enviado a unos 50,000 empleados y más de 1,500 concesionarios, informando sobre la reorientación de los patrocinios culturales a aquellos directamente relacionados con la educación STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) y la preparación laboral.
Como parte de este cambio de enfoque, Toyota también ha anunciado que dejará de participar en el Índice de Igualdad Corporativa (CEI), una encuesta anual realizada por Human Rights Campaign (HRC) donde la empresa había conseguido anteriormente una puntuación perfecta por sus esfuerzos en DEI.
Además, Toyota redireccionará las actividades de sus Grupos de Recursos para Empleados (ERGs) para centrarse más en el desarrollo profesional, la creación de redes y el mentorazgo, con el objetivo de alinear estas iniciativas de manera más estrecha con los objetivos comerciales de la compañía.
El cambio en la estrategia de Toyota se produce después de recibir críticas de Robby Starbuck, un activista de derecha, quien argumentó públicamente que los compromisos DEI de la compañía no reflejaban los valores de la mayoría de los propietarios de Toyota y Lexus. La campaña de Starbuck generó varias centenas de consultas por parte de empleados y alrededor de 30 llamadas de clientes al centro de atención de Toyota.
En un contexto más amplio, la decisión de Toyota sigue una tendencia de la industria automotriz y otros sectores, donde compañías como Ford, Harley-Davidson y John Deere han reconsiderado sus compromisos DEI bajo presiones similares.
Sin embargo, la decisión no está exenta de controversia. Según investigaciones de la organización GLAAD, el 71% de los adultos LGBTQ+ prefieren marcas que apoyan a la comunidad, y aproximadamente el 80% de los estadounidenses LGBTQ+ estarían dispuestos a boicotear empresas que abandonen políticas DEI. Esta tendencia sugiere un potencial impacto en la percepción pública y el comportamiento del consumidor hacia Toyota.
Este movimiento estratégico de Toyota refleja un giro hacia la neutralidad corporativa en medio de presiones políticas y sociales, destacando la importancia de alinear las actividades de la empresa con sus valores comerciales centrales. La prueba estará en cómo este cambio afectará la relación de la compañía tanto con sus empleados como con su base de clientes variados y en cómo gestionará las complejas dinámicas de las expectativas sociales y del mercado.