En las primeras horas de la mañana, el puente Francis Scott Key en Baltimore sufrió un colapso catastrófico después de que un barco de contenedores de bandera singapurense, el Dali, perdiera propulsión y se estrellara contra uno de sus pilares. Este suceso resultó en el derrumbamiento casi total del puente, lanzando vehículos y personas al río Patapsco. Seis individuos, pertenecientes a una cuadrilla de construcción que trabajaba en la reparación del pavimento en ese momento, se encuentran desaparecidos, mientras que dos trabajadores fueron rescatados de las aguas heladas.
El gobernador de Maryland, Wes Moore, declaró un estado de emergencia y destacó la rápida actuación de las autoridades y los operadores del barco, cuya alerta temprana permitió cerrar el tráfico del puente y evitar una tragedia mayor. La comunidad local y las autoridades se unen en un esfuerzo frenético de búsqueda y rescate, mientras que la atención nacional se centra en las secuelas y el impacto del desastre.
Con los equipos de rescate trabajando contrarreloj, la prioridad inmediata ha sido localizar y salvar a los desaparecidos. El presidente Biden ha prometido un apoyo federal total para la reconstrucción del puente y la reactivación del puerto, subrayando la importancia crítica de esta infraestructura para la economía local y nacional.
La magnitud del colapso ha sacudido a la comunidad de Baltimore y ha puesto de relieve la vulnerabilidad de infraestructuras críticas frente a accidentes inesperados. El puente, un emblema de la ciudad y una vía esencial para el comercio y el transporte, ahora yace en ruinas, planteando desafíos logísticos y económicos significativos que requieren una respuesta rápida y coordinada.