El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, afirmó el miércoles que las fuerzas estadounidenses continuarán atacando al grupo hutí en Yemen, al cual calificó como financiado y respaldado por Irán. Los comentarios se producen en un contexto de escalada militar tras los ataques estadounidenses dirigidos contra centros de entrenamiento, comandancia y de almacenamiento de armamento hutí en Yemen.
Desde el pasado fin de semana, el ejército de los EE. UU. ha lanzado múltiples operaciones militares en respuesta a los continuos ataques de los hutíes contra barcos comerciales y embarcaciones estadounidenses en el Mar Rojo. Según Trump, los hutíes han llevado a cabo una “campaña implacable de piratería, violencia y terrorismo” que ha puesto en peligro la libertad de navegación en la región.
En un mensaje en redes sociales, el mandatario destacó: “Se han infligido daños tremendos” a los hutíes, advirtiendo que las acciones militares seguirán intensificándose. Declaró también que las decisiones tomadas buscan frenar el apoyo de Irán al grupo militante y garantizar la estabilidad en las rutas marítimas.
El Comando Central de los EE. UU. publicó recientemente imágenes de ataques aéreos realizados contra drones hutíes, que el grupo ha utilizado como parte de sus ofensivas. El teniente general Alexus G. Grynkewich, director de operaciones del Estado Mayor Conjunto, desestimó el martes las afirmaciones de los hutíes sobre haber atacado un portaaviones estadounidense, señalando que “erraron por cien millas”.
Las estimaciones iniciales proporcionadas por la inteligencia militar indican que las operaciones del pasado fin de semana han dejado docenas de bajas entre fuerzas hutíes, incluidos expertos en armas técnicas. Por otra parte, el portavoz del Ministerio de Salud controlado por los hutíes, Anis al-Asbahi, reportó un saldo de 53 muertos y 98 heridos entre su población.
Sean Parnell, portavoz del Departamento de Defensa, afirmó que desde el año 2023 los hutíes han atacado embarcaciones militares estadounidenses en 170 ocasiones y buques comerciales en 145 oportunidades. Estos números, junto con otras acciones como la captura del buque MV Galaxy Leader en noviembre de 2023, han llevado a una intensificación de las operaciones militares estadounidenses.
El objetivo, según Parnell, es detener los ataques hutíes y restaurar la libertad de navegación en el Mar Rojo. Subrayó, no obstante, que las respuestas no implicarán una campaña constante, pero sí utilizarán una “fuerza letal abrumadora” para alcanzar esta meta. Mientras tanto, los hutíes han mantenido su retórica agresiva prometiendo que reanudarán sus ataques si continúan las tensiones relacionadas con el conflicto entre Israel y Palestina.
El conflicto se ha visto influenciado por la relación entre el grupo rebelde hutí y Hamás, ambos respaldados por Irán. Los ataques hutíes en solidaridad con la causa palestina, especialmente tras el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023 contra Israel, han ampliado la dimensión del conflicto, exacerbando los intereses regionales y globales.
En cuanto al contexto internacional, el reciente acuerdo de cese al fuego entre Israel y Hamás a principios de enero parecía haber reducido momentáneamente la actividad de los hutíes, aunque las tensiones se reavivaron tras el bloqueo israelí de ayuda humanitaria a Gaza. Washington asegura que la actual campaña militar también busca enviar una advertencia directa a Irán, señalado como el principal proveedor de recursos y armamento a los hutíes.
El secretario de Defensa Pete Hegseth reafirmó la postura de Trump al declarar que “los ataques hutíes a barcos y aviones estadounidenses (¡y a nuestras tropas!) no serán tolerados; e Irán, su benefactor, está sobre aviso”. Las declaraciones apuntan a un endurecimiento de las políticas de Estados Unidos en la región y una demostración de fuerza ante los persistentes conflictos en Oriente Medio.
Las acciones estadounidenses no han registrado víctimas civiles según sus reportes iniciales, aunque el elevado número de bajas hutíes refleja la incidencia de los ataques. El balance definitivo y sus repercusiones a nivel político y humanitario están por definirse. Lo que sí parece claro es la voluntad del gobierno estadounidense de buscar una resolución contundente contra lo que percibe como amenazas a sus intereses en la región.
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, afirmó el miércoles que las fuerzas estadounidenses continuarán atacando al grupo hutí en Yemen, al cual calificó como financiado y respaldado por Irán. Los comentarios se producen en un contexto de escalada militar tras los ataques estadounidenses dirigidos contra centros de entrenamiento, comandancia y de almacenamiento de armamento hutí en Yemen.
Desde el pasado fin de semana, el ejército de los EE. UU. ha lanzado múltiples operaciones militares en respuesta a los continuos ataques de los hutíes contra barcos comerciales y embarcaciones estadounidenses en el Mar Rojo. Según Trump, los hutíes han llevado a cabo una “campaña implacable de piratería, violencia y terrorismo” que ha puesto en peligro la libertad de navegación en la región.
En un mensaje en redes sociales, el mandatario destacó: “Se han infligido daños tremendos” a los hutíes, advirtiendo que las acciones militares seguirán intensificándose. Declaró también que las decisiones tomadas buscan frenar el apoyo de Irán al grupo militante y garantizar la estabilidad en las rutas marítimas.
El Comando Central de los EE. UU. publicó recientemente imágenes de ataques aéreos realizados contra drones hutíes, que el grupo ha utilizado como parte de sus ofensivas. El teniente general Alexus G. Grynkewich, director de operaciones del Estado Mayor Conjunto, desestimó el martes las afirmaciones de los hutíes sobre haber atacado un portaaviones estadounidense, señalando que “erraron por cien millas”.
Las estimaciones iniciales proporcionadas por la inteligencia militar indican que las operaciones del pasado fin de semana han dejado docenas de bajas entre fuerzas hutíes, incluidos expertos en armas técnicas. Por otra parte, el portavoz del Ministerio de Salud controlado por los hutíes, Anis al-Asbahi, reportó un saldo de 53 muertos y 98 heridos entre su población.
Sean Parnell, portavoz del Departamento de Defensa, afirmó que desde el año 2023 los hutíes han atacado embarcaciones militares estadounidenses en 170 ocasiones y buques comerciales en 145 oportunidades. Estos números, junto con otras acciones como la captura del buque MV Galaxy Leader en noviembre de 2023, han llevado a una intensificación de las operaciones militares estadounidenses.
El objetivo, según Parnell, es detener los ataques hutíes y restaurar la libertad de navegación en el Mar Rojo. Subrayó, no obstante, que las respuestas no implicarán una campaña constante, pero sí utilizarán una “fuerza letal abrumadora” para alcanzar esta meta. Mientras tanto, los hutíes han mantenido su retórica agresiva prometiendo que reanudarán sus ataques si continúan las tensiones relacionadas con el conflicto entre Israel y Palestina.
El conflicto se ha visto influenciado por la relación entre el grupo rebelde hutí y Hamás, ambos respaldados por Irán. Los ataques hutíes en solidaridad con la causa palestina, especialmente tras el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023 contra Israel, han ampliado la dimensión del conflicto, exacerbando los intereses regionales y globales.
En cuanto al contexto internacional, el reciente acuerdo de cese al fuego entre Israel y Hamás a principios de enero parecía haber reducido momentáneamente la actividad de los hutíes, aunque las tensiones se reavivaron tras el bloqueo israelí de ayuda humanitaria a Gaza. Washington asegura que la actual campaña militar también busca enviar una advertencia directa a Irán, señalado como el principal proveedor de recursos y armamento a los hutíes.
El secretario de Defensa Pete Hegseth reafirmó la postura de Trump al declarar que “los ataques hutíes a barcos y aviones estadounidenses (¡y a nuestras tropas!) no serán tolerados; e Irán, su benefactor, está sobre aviso”. Las declaraciones apuntan a un endurecimiento de las políticas de Estados Unidos en la región y una demostración de fuerza ante los persistentes conflictos en Oriente Medio.
Las acciones estadounidenses no han registrado víctimas civiles según sus reportes iniciales, aunque el elevado número de bajas hutíes refleja la incidencia de los ataques. El balance definitivo y sus repercusiones a nivel político y humanitario están por definirse. Lo que sí parece claro es la voluntad del gobierno estadounidense de buscar una resolución contundente contra lo que percibe como amenazas a sus intereses en la región.