El 4 de mayo de 2025, el presidente estadounidense Donald Trump anunció la entrada en vigor de un arancel del 100% sobre todas las películas realizadas fuera de Estados Unidos. La decisión, parte de una estrategia para reanimar la industria de Hollywood, se fundamenta en la percepción del mandatario de que estudios y cineastas se están trasladando al extranjero debido a generosos incentivos fiscales ofrecidos por otros países.
Durante el anuncio, Trump enfatizó que "la industria cinematográfica estadounidense está muriendo a una velocidad muy rápida" y ha calificado la situación como "devastadora" para Hollywood. Entre los argumentos presentados destaca la presión generada por la competencia internacional, especialmente de países como el Reino Unido y Australia, donde hasta el 86% del gasto en producción de cine y televisión proviene de fuentes internacionales en el caso británico, y donde la industria australiana calcula pérdidas potenciales de hasta 767 millones de dólares australianos por efecto de la nueva tarifa.
La noticia provocó reuniones de emergencia entre productores y ejecutivos de estudios de Hollywood, quienes buscan analizar las implicaciones de la medida. Ejemplo de las incertidumbres son los títulos estadounidenses rodados en el extranjero, como "Deadpool", "Wicked" y "Gladiator II", que ahora quedan en el centro del debate sobre si serán gravados por haber utilizado locaciones internacionales.
Expertos y profesionales señalan que implementar un arancel sobre películas presenta complicaciones legales, debido a que se consideran productos de propiedad intelectual y servicios, tradicionales exentos de este tipo de tarifas bajo la normativa comercial habitual. El gobierno estadounidense, encabezado por el Secretario de Comercio Howard Lutnick, trabaja en definir los mecanismos y alcances prácticos de la medida, aunque aún no se ha publicado la reglamentación detallada.
Internacionalmente, la respuesta ha sido de preocupación. Desde Europa, representantes del sector cinematográfico advierten que la tarifa podría “decimar” el negocio global del cine, basado en colaboraciones y circuitos de incentivos fiscales multinacionales. Por su parte, la Unión de Cineastas del Reino Unido calificó el arancel como un potencial “golpe mortal” para la industria y los miles de trabajadores independientes que dependen de ella.
El contexto económico refuerza la relevancia de la medida: en 2024, el mercado de taquilla doméstica estadounidense alcanzó los 8.800 millones de dólares, mientras que los ingresos internacionales ascendieron a 21.100 millones, evidenciando la interdependencia global de la industria. Además, la tendencia de rodajes en el extranjero ha contribuido a una caída del 40% en la producción en Los Ángeles durante la última década.
A la espera de detalles sobre su aplicación, la medida ha desatado un intenso debate sobre su legalidad, viabilidad y el posible impacto económico para Estados Unidos y socios internacionales del sector cinematográfico global. Las reacciones y discusiones continúan a medida que se definen los procedimientos para la implementación del arancel.