El presidente Donald Trump comunicó el pasado 9 de abril de 2025 una drástica decisión en la política comercial de Estados Unidos. Durante un periodo de 90 días, la mayoría de los países estarán sujetos a una tarifa reducida del 10% en sus exportaciones a Estados Unidos, mientras que China, principal socio comercial y competidor estratégico, enfrentará un arancel aumentado del 125%. Este anuncio fue respuesta a una creciente presión económica y política ante el malestar de empresarios e inversores por las recientes caídas de los mercados financieros.
La pausa en los aranceles representa un alivio frente a las altas tarifas que habían estado vigentes. En contraste, la economía global había observado pérdidas de valor en los mercados de aproximadamente 6 billones de dólares, impulsando a los gremios empresariales a exigir ajustes. El impacto inmediato de la decisión fue positivo: el índice S&P 500 subió un 9.5%, el Nasdaq 100 registró un incremento de 12% y el Dow Jones Industrial Average ganó cerca de 3,000 puntos, logros que marcaron el mayor crecimiento de estos índices desde 2020.
De acuerdo con datos oficiales, los aranceles globales que se habían establecido desde el 5 de abril consideraban tarifas diferenciadas para unos 60 países. Durante la suspensión, este esquema queda en un único arancel de 10% para la mayoría de las naciones. Sin embargo, continúa vigente una tarifa del 25% para ciertos productos no exentos de Canadá y México, que también mantienen un arancel del 0% en todos los bienes amparados por el acuerdo comercial entre los tres países norteamericanos.
La situación con China adquirió tintes críticos luego de que Pekín anunciara un arancel del 84% a productos estadounidenses, lo que suscitó la respuesta inmediata de la administración Trump con el incremento al 125%. "Esta no es una pausa indefinida; es una estrategia de negociación", declaró el secretario del Tesoro, Scott Bessent. Además, comunicó que representantes se reunirán con líderes de Vietnam, Japón, India y Corea del Sur durante este periodo para explorar soluciones bilaterales.
Goldman Sachs, por su parte, modificó su perspectiva económica y eliminó su pronóstico de recesión para EE. UU., derivada de la medida. Sin embargo, expertos han advertido que aún existen riesgos significativos para sectores afectados por las medidas arancelarias restantes en otros mercados.
En su argumento, Trump afirmó que la administración recibió contactos de más de 75 países interesados en negociar y destacó la falta de represalias de estos. China, por el contrario, sigue siendo percibida como un desafío directo a las reglas del comercio global, lo que justificó la elevación de sus tarifas.
El anuncio de la Casa Blanca marca un intento por controlar la volatilidad de los mercados, calmar las tensiones económicas internas y disipar temores de una desaceleración que podría tener consecuencias devastadoras para su gobierno y la economía mundial. A pesar de la moderación temporal, las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China se mantienen como un tema central en el panorama global.
Esta subida al 125% convierte a los productos chinos en los más gravemente afectados por aranceles en la historia reciente de Estados Unidos, marcando un hito único en la política comercial.