Turquía ha anunciado la detención total de las exportaciones e importaciones con Israel, una medida que marca un deterioro significativo en las relaciones diplomáticas entre dos naciones que anteriormente mantenían fuertes lazos. El Ministerio de Comercio turco señaló la "tragedia humanitaria que empeora" en Gaza como la razón principal para esta decisión drástica. Esta suspensión incluye todas las transacciones de productos, afectando significativamente el comercio bilateral, que alcanzó los 6.8 mil millones de dólares en 2023.
El gobierno turco, bajo la dirección del presidente Recep Tayyip Erdogan, ha intensificado su crítica hacia Israel, argumentando la necesidad de medidas más firmes ante la situación en Gaza. Además, Erdogan ha calificado a los militantes de Hamas como “luchadores por la libertad”, criticando repetidamente las acciones de Israel en la guerra. Esta postura ha generado tanto apoyo como crítica en el escenario internacional.
En respuesta a la suspensión comercial, el ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Israel Katz, acusó a Erdogan de comportarse como un “dictador”, ignorando los intereses del pueblo turco y de la comunidad empresarial, y violando acuerdos comerciales internacionales. Katz ha instruido al Ministerio de Asuntos Exteriores para que trabaje en crear alternativas para el comercio con Turquía, enfocándose en la producción local y en la búsqueda de otros proveedores.
Este enfrentamiento no solo es un reflejo de las crecientes tensiones geopolíticas en la región sino también un ejemplo del impacto de la política interna sobre las relaciones exteriores. Con elecciones a la vista, Erdogan busca consolidar el apoyo de los votantes conservadores en casa, lo que podría explicar la adopción de una postura más dura hacia Israel.