El trágico accidente aéreo ocurrido el 29 de enero de 2025, cerca del aeropuerto Ronald Reagan Washington National, ha dejado 67 muertos, según confirmaron las autoridades. Un avión de pasajeros de American Airlines y un helicóptero militar Black Hawk colisionaron sobre el río Potomac a las 20:48 hora local (02:48 hora peninsular española). Las víctimas incluyen 64 pasajeros y 3 tripulantes del avión Bombardier CRJ700, y 3 soldados que viajaban en el helicóptero.
Hasta el momento, se han recuperado 28 cuerpos intactos y varios restos parciales de las víctimas del accidente. La recuperación de cuerpos sigue en curso, complicando la identificación completa y el recuento final de las víctimas.
Una condición crítica señalada fue que, al momento del accidente, solo había un controlador aéreo supervisando ambos tipos de aeronaves, algo inusual y considerado "no normal" para el volumen de tráfico en esa franja horaria. Esta situación se debió a que un supervisor permitió que un controlador de helicópteros se retirara antes de tiempo, dejando el servicio infradotado.
En cuanto a los detalles sobre el control aéreo, la torre del aeropuerto tenía solo 19 controladores completamente certificados en septiembre de 2023, en lugar de los 30 que debería tener según los estándares de la Administración Federal de Aviación (FAA). La escasez y la fatiga de los controladores han sido citadas como problemas prevalentes, lo que podría haber contribuido a errores fatales.
Las cajas negras del avión, que incluyen el grabador de datos de vuelo y el grabador de voz de la cabina, fueron recuperadas y se espera un informe preliminar de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) en un plazo de 30 días. En la investigación, también se descubrió que el helicóptero militar estaba volando a una altitud superior a la permitida, por encima de los 200 pies, y fuera de la trayectoria aprobada para su vuelo de entrenamiento.
En la esfera política, el presidente Donald Trump ha responsabilizado a las políticas de diversidad e inclusión de la FAA por el accidente, argumentando que han degradado la calidad del control aéreo. Trump ha firmado un memorando para revisar las decisiones de contratación y protocolos de seguridad de la FAA.
Este accidente ha reavivado las preocupaciones sobre la seguridad y la dotación de personal en el control aéreo, siendo uno de los más mortales en EE.UU. desde el año 2009. Las investigaciones y revisiones de políticas en curso buscan abordar y mitigar las fallas sistémicas que pudieron contribuir a esta tragedia.