Salud

Uso de pantallas en la cama reduce el sueño y aumenta el riesgo de insomnio, según estudio en Noruega

Un estudio realizado en Noruega, liderado por Gunnhild Johnsen Hjetland y publicado en Frontiers in Psychiatry, analizó cómo el uso de pantallas antes de dormir afecta la calidad del sueño y los síntomas de insomnio en estudiantes universitarios, demostrando que el tiempo frente a pantallas está directamente relacionado con la disminución en la duración del sueño y un aumento significativo en los problemas de insomnio.

Salud

Uso de pantallas en la cama reduce el sueño y aumenta el riesgo de insomnio, según estudio en Noruega

Un estudio realizado en Noruega, liderado por Gunnhild Johnsen Hjetland y publicado en Frontiers in Psychiatry, analizó cómo el uso de pantallas antes de dormir afecta la calidad del sueño y los síntomas de insomnio en estudiantes universitarios, demostrando que el tiempo frente a pantallas está directamente relacionado con la disminución en la duración del sueño y un aumento significativo en los problemas de insomnio.

“La exposición a pantallas en la cama está vinculada a menos horas de sueño y a un aumento del insomnio”

– Concluyen los autores del estudio.

13/4/2025

El reciente estudio titulado "Cómo y cuándo se utilizan las pantallas: comparación de diferentes actividades frente a las pantallas y el sueño en estudiantes universitarios noruegos", realizado por Gunnhild Johnsen Hjetland y colaboradores, arroja datos importantes sobre cómo las pantallas afectan la calidad del sueño. Publicado en la revista científica Frontiers in Psychiatry, la investigación incluye la participación de 45,654 estudiantes noruegos de entre 18 y 28 años, quienes completaron cuestionarios relacionados con sus hábitos de uso de pantallas, calidad de sueño, y presencia de insomnio.

Se encontró que el 30% de los estudiantes en Noruega dormían entre 6 y 7 horas por noche, mientras que una comparación con estudiantes estadounidenses mostró que el 36% dormía menos de 7 horas. Entre los estudiantes noruegos que no usaban pantallas en la cama, el 31.1% reportó síntomas de insomnio, en contraste con el 34.4% entre quienes utilizaban dispositivos. Además, la duración promedio de sueño presentó una ligera diferencia entre ambos grupos, siendo 7.56 horas para aquellos que no usaban pantallas y 7.57 horas para quienes sí lo hacían.

El estudio reveló datos preocupantes: el uso de pantallas en la cama incrementa en un 59% las probabilidades de experimentar insomnio, y por cada hora de exposición a pantallas en este contexto, los estudiantes reportaron una disminución media de 24 minutos en su tiempo total de sueño. En términos generales, el tiempo pasado frente a pantallas se asoció con una duración reducida de sueño, sin diferencias significativas entre los tipos de actividades realizadas, como ver películas, redes sociales o escuchar audiolibros.

Los datos también evidencian una relación respecto a las actividades de pantalla. Del total de participantes que utilizaban pantallas en la cama, el 69% combinaba redes sociales con otras actividades. Curiosamente, el estudio determinó que estas actividades adicionales, en comparación con el uso exclusivo de redes sociales, provocan una reducción menor en el tiempo de sueño: solo 4.7 minutos menos frente a los 16.7 minutos de reducción entre las personas que realizaban actividades fuera de redes sociales.

Otra conclusión clave es que, aunque la naturaleza de la actividad en pantalla no pareció tener un impacto significativo en la calidad del sueño, el tiempo total frente a pantallas sí lo tuvo. Insistiendo en los resultados, se determinó que quienes no usaban dispositivos en la cama contaban con un 24% menos de posibilidades de reportar síntomas de insomnio que aquellos que sí los utilizaban.

El uso de pantallas a altas horas de la noche está asociado no solo con una disminución de la duración del sueño, sino también con síntomas más prevalentes de insomnio. Este análisis resalta que prácticas como navegar en redes sociales o realizar otras actividades digitales no presentan diferencias significativas en los resultados sobre la calidad del sueño: el tiempo prolongado frente a las pantallas en general es el elemento determinante.

En términos estadísticos, los investigadores también encontraron que por cada hora adicional de uso de pantallas en la cama había una reducción significativa de la duración del sueño correspondiente a 24 minutos, cifra que pone de manifiesto cómo el uso nocturno de dispositivos electrónicos puede tener efectos negativos en el descanso.

Estos hallazgos tienen implicaciones significativas para mejorar la higiene del sueño, especialmente entre los jóvenes universitarios, un grupo demográfico ya vulnerable a alteraciones de sueño debido a altas demandas académicas y sociales. Aunque los investigadores no señalaron un vínculo directo causado por el contenido de las actividades digitales, subrayaron que el uso prolongado de pantallas es un factor preocupante para la salud del sueño.

Algo Curioso

“La exposición a pantallas en la cama está vinculada a menos horas de sueño y a un aumento del insomnio”

– Concluyen los autores del estudio.

Apr 13, 2025
Colglobal News

El reciente estudio titulado "Cómo y cuándo se utilizan las pantallas: comparación de diferentes actividades frente a las pantallas y el sueño en estudiantes universitarios noruegos", realizado por Gunnhild Johnsen Hjetland y colaboradores, arroja datos importantes sobre cómo las pantallas afectan la calidad del sueño. Publicado en la revista científica Frontiers in Psychiatry, la investigación incluye la participación de 45,654 estudiantes noruegos de entre 18 y 28 años, quienes completaron cuestionarios relacionados con sus hábitos de uso de pantallas, calidad de sueño, y presencia de insomnio.

Se encontró que el 30% de los estudiantes en Noruega dormían entre 6 y 7 horas por noche, mientras que una comparación con estudiantes estadounidenses mostró que el 36% dormía menos de 7 horas. Entre los estudiantes noruegos que no usaban pantallas en la cama, el 31.1% reportó síntomas de insomnio, en contraste con el 34.4% entre quienes utilizaban dispositivos. Además, la duración promedio de sueño presentó una ligera diferencia entre ambos grupos, siendo 7.56 horas para aquellos que no usaban pantallas y 7.57 horas para quienes sí lo hacían.

El estudio reveló datos preocupantes: el uso de pantallas en la cama incrementa en un 59% las probabilidades de experimentar insomnio, y por cada hora de exposición a pantallas en este contexto, los estudiantes reportaron una disminución media de 24 minutos en su tiempo total de sueño. En términos generales, el tiempo pasado frente a pantallas se asoció con una duración reducida de sueño, sin diferencias significativas entre los tipos de actividades realizadas, como ver películas, redes sociales o escuchar audiolibros.

Los datos también evidencian una relación respecto a las actividades de pantalla. Del total de participantes que utilizaban pantallas en la cama, el 69% combinaba redes sociales con otras actividades. Curiosamente, el estudio determinó que estas actividades adicionales, en comparación con el uso exclusivo de redes sociales, provocan una reducción menor en el tiempo de sueño: solo 4.7 minutos menos frente a los 16.7 minutos de reducción entre las personas que realizaban actividades fuera de redes sociales.

Otra conclusión clave es que, aunque la naturaleza de la actividad en pantalla no pareció tener un impacto significativo en la calidad del sueño, el tiempo total frente a pantallas sí lo tuvo. Insistiendo en los resultados, se determinó que quienes no usaban dispositivos en la cama contaban con un 24% menos de posibilidades de reportar síntomas de insomnio que aquellos que sí los utilizaban.

El uso de pantallas a altas horas de la noche está asociado no solo con una disminución de la duración del sueño, sino también con síntomas más prevalentes de insomnio. Este análisis resalta que prácticas como navegar en redes sociales o realizar otras actividades digitales no presentan diferencias significativas en los resultados sobre la calidad del sueño: el tiempo prolongado frente a las pantallas en general es el elemento determinante.

En términos estadísticos, los investigadores también encontraron que por cada hora adicional de uso de pantallas en la cama había una reducción significativa de la duración del sueño correspondiente a 24 minutos, cifra que pone de manifiesto cómo el uso nocturno de dispositivos electrónicos puede tener efectos negativos en el descanso.

Estos hallazgos tienen implicaciones significativas para mejorar la higiene del sueño, especialmente entre los jóvenes universitarios, un grupo demográfico ya vulnerable a alteraciones de sueño debido a altas demandas académicas y sociales. Aunque los investigadores no señalaron un vínculo directo causado por el contenido de las actividades digitales, subrayaron que el uso prolongado de pantallas es un factor preocupante para la salud del sueño.

El reciente estudio titulado "Cómo y cuándo se utilizan las pantallas: comparación de diferentes actividades frente a las pantallas y el sueño en estudiantes universitarios noruegos", realizado por Gunnhild Johnsen Hjetland y colaboradores, arroja datos importantes sobre cómo las pantallas afectan la calidad del sueño. Publicado en la revista científica Frontiers in Psychiatry, la investigación incluye la participación de 45,654 estudiantes noruegos de entre 18 y 28 años, quienes completaron cuestionarios relacionados con sus hábitos de uso de pantallas, calidad de sueño, y presencia de insomnio.

Se encontró que el 30% de los estudiantes en Noruega dormían entre 6 y 7 horas por noche, mientras que una comparación con estudiantes estadounidenses mostró que el 36% dormía menos de 7 horas. Entre los estudiantes noruegos que no usaban pantallas en la cama, el 31.1% reportó síntomas de insomnio, en contraste con el 34.4% entre quienes utilizaban dispositivos. Además, la duración promedio de sueño presentó una ligera diferencia entre ambos grupos, siendo 7.56 horas para aquellos que no usaban pantallas y 7.57 horas para quienes sí lo hacían.

El estudio reveló datos preocupantes: el uso de pantallas en la cama incrementa en un 59% las probabilidades de experimentar insomnio, y por cada hora de exposición a pantallas en este contexto, los estudiantes reportaron una disminución media de 24 minutos en su tiempo total de sueño. En términos generales, el tiempo pasado frente a pantallas se asoció con una duración reducida de sueño, sin diferencias significativas entre los tipos de actividades realizadas, como ver películas, redes sociales o escuchar audiolibros.

Los datos también evidencian una relación respecto a las actividades de pantalla. Del total de participantes que utilizaban pantallas en la cama, el 69% combinaba redes sociales con otras actividades. Curiosamente, el estudio determinó que estas actividades adicionales, en comparación con el uso exclusivo de redes sociales, provocan una reducción menor en el tiempo de sueño: solo 4.7 minutos menos frente a los 16.7 minutos de reducción entre las personas que realizaban actividades fuera de redes sociales.

Otra conclusión clave es que, aunque la naturaleza de la actividad en pantalla no pareció tener un impacto significativo en la calidad del sueño, el tiempo total frente a pantallas sí lo tuvo. Insistiendo en los resultados, se determinó que quienes no usaban dispositivos en la cama contaban con un 24% menos de posibilidades de reportar síntomas de insomnio que aquellos que sí los utilizaban.

El uso de pantallas a altas horas de la noche está asociado no solo con una disminución de la duración del sueño, sino también con síntomas más prevalentes de insomnio. Este análisis resalta que prácticas como navegar en redes sociales o realizar otras actividades digitales no presentan diferencias significativas en los resultados sobre la calidad del sueño: el tiempo prolongado frente a las pantallas en general es el elemento determinante.

En términos estadísticos, los investigadores también encontraron que por cada hora adicional de uso de pantallas en la cama había una reducción significativa de la duración del sueño correspondiente a 24 minutos, cifra que pone de manifiesto cómo el uso nocturno de dispositivos electrónicos puede tener efectos negativos en el descanso.

Estos hallazgos tienen implicaciones significativas para mejorar la higiene del sueño, especialmente entre los jóvenes universitarios, un grupo demográfico ya vulnerable a alteraciones de sueño debido a altas demandas académicas y sociales. Aunque los investigadores no señalaron un vínculo directo causado por el contenido de las actividades digitales, subrayaron que el uso prolongado de pantallas es un factor preocupante para la salud del sueño.

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