Colombia

Venezuela y el auge del ELN: refugio en su territorio aviva el conflicto en Catatumbo, con 80 muertos y más de 54.000 desplazados

El noreste de Colombia enfrenta una crisis marcada por la mayor ola de violencia en una generación. Más de 54.000 personas han sido desplazadas y al menos 80 han muerto, en un conflicto influenciado por la intervención de grupos rebeldes como el ELN, que opera desde Venezuela.

Colombia

Venezuela y el auge del ELN: refugio en su territorio aviva el conflicto en Catatumbo, con 80 muertos y más de 54.000 desplazados

El noreste de Colombia enfrenta una crisis marcada por la mayor ola de violencia en una generación. Más de 54.000 personas han sido desplazadas y al menos 80 han muerto, en un conflicto influenciado por la intervención de grupos rebeldes como el ELN, que opera desde Venezuela.

“Este es un problema de soberanía nacional, no sólo un conflicto interno, que tenemos desde hace mucho tiempo”

– Declaró el presidente colombiano, Gustavo Petro.

17/2/2025

La región del Catatumbo, en el noreste de Colombia, se ha convertido en escenario de la peor crisis de violencia que el país ha visto en décadas. Más de 54.000 personas han huido de sus hogares y, en cuestión de días, al menos 80 han perdido la vida. Este brote de violencia ha dejado a miles de civiles atrapados entre dos grupos rebeldes rivales: el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Frente 33, una facción de las disueltas FARC que rechazó el acuerdo de paz firmado en 2016.

El conflicto se intensificó a principios de enero, cuando combatientes del ELN ingresaron a la región con el objetivo de derrocar al Frente 33, rompiendo un frágil equilibrio territorial en una zona estratégica donde predominan vastos cultivos de coca, la base del narcotráfico. Este enfrentamiento generó un desplazamiento masivo de civiles hacia refugios temporales en Tibú y Cúcuta, mientras otros buscaron seguridad en zonas de selva o incluso cruzaron la frontera hacia Venezuela. En un hecho inusual, aproximadamente 3.000 personas ingresaron a territorio venezolano en los primeros tres días de los combates.

El origen del repentino estallido de violencia está ligado a una compleja disputa de décadas por el control de economías ilícitas y territorios. No obstante, analistas coinciden en que el apoyo indirecto de Venezuela ha sido un factor crucial en el apogeo de los enfrentamientos. Según autoridades colombianas, el ELN, un grupo rebelde fundado en Colombia en la década de 1960 con ideales marxistas, ha encontrado refugio en territorio venezolano, donde ha triplicado su capacidad operativa en la última década, alcanzando aproximadamente 6.000 combatientes. Este crecimiento es atribuido al fortalecimiento de la relación entre el grupo armado y Nicolás Maduro, presidente de Venezuela.

A lo largo de los años, Venezuela ha sido un destino tanto para refugiados colombianos como para ofensivas clandestinas de los rebeldes. Según el ejército colombiano, los combatientes del ELN han utilizado su base en Venezuela para lanzar ataques estratégicos en territorio colombiano. Sin embargo, Caracas ha negado categóricamente ser una plataforma para grupos armados, con el ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, afirmando que "Venezuela no servirá jamás como plataforma para grupos armados al margen de la ley".

La relación entre Gustavo Petro, el presidente colombiano, y Nicolás Maduro, otrora amistosa, se ha tensado a medida que aumentan las tensiones fronterizas. Petro, quien asumió el cargo como primer presidente de izquierda en Colombia, ha señalado que la influencia del ELN en el conflicto trasciende las fronteras nacionales, acusando al grupo de actuar como una “fuerza extranjera” que invade a Colombia.

La declaración de Petro refuerza la percepción de que el respaldo implícito de Venezuela al ELN dificulta los intentos de su gobierno de lograr una paz absoluta. Según Kyle Johnson, de Conflict Responses Foundation, este recrudecimiento de la violencia representa un golpe crítico al objetivo de Petro de alcanzar la "paz total" en Colombia, un compromiso emblemático de su campaña presidencial. Los analistas estiman que la falta de cooperación efectiva entre ambos gobiernos permite que el conflicto se intensifique, prolongando el sufrimiento de los desplazados.

Por otro lado, autoridades venezolanas aseguran haber discutido estrategias conjuntas para contener al ELN con representantes colombianos. Sin embargo, las tensiones han complicado las relaciones bilaterales, y ninguna de las estrategias planteadas ha tenido impacto visible en los niveles de violencia de la región.

En medio de este gigantesco desafío, las comunidades locales soportan el impacto más duro. Familias desplazadas describen cómo escaparon de sus hogares ante el escaso tiempo de advertencia. Por ejemplo, Luz, de 45 años, relató cómo fue forzada a abandonar su hogar con su esposo y dos hijos tras recibir una amenaza directa de los grupos armados. Escuelas y coliseos han sido transformados en refugios temporales, pero las condiciones son extremadamente precarias.

El conflicto no sólo afecta a los colombianos, sino también a los venezolanos en la frontera. Después de años en que miles cruzaron de Venezuela a Colombia huyendo de la crisis política y económica, la situación actual ha invertido la dirección del flujo migratorio.

Esta crisis rebela un componente internacional que dificulta alcanzar una solución definitiva. Analistas y expertos aseguran que la clave yace en un manejo integral y cooperativo entre ambos países, aunque esto parece incierto en medio de las tensas relaciones políticas y diplomáticas actuales.

Algo Curioso

“Este es un problema de soberanía nacional, no sólo un conflicto interno, que tenemos desde hace mucho tiempo”

– Declaró el presidente colombiano, Gustavo Petro.

Feb 17, 2025
Colglobal News

La región del Catatumbo, en el noreste de Colombia, se ha convertido en escenario de la peor crisis de violencia que el país ha visto en décadas. Más de 54.000 personas han huido de sus hogares y, en cuestión de días, al menos 80 han perdido la vida. Este brote de violencia ha dejado a miles de civiles atrapados entre dos grupos rebeldes rivales: el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Frente 33, una facción de las disueltas FARC que rechazó el acuerdo de paz firmado en 2016.

El conflicto se intensificó a principios de enero, cuando combatientes del ELN ingresaron a la región con el objetivo de derrocar al Frente 33, rompiendo un frágil equilibrio territorial en una zona estratégica donde predominan vastos cultivos de coca, la base del narcotráfico. Este enfrentamiento generó un desplazamiento masivo de civiles hacia refugios temporales en Tibú y Cúcuta, mientras otros buscaron seguridad en zonas de selva o incluso cruzaron la frontera hacia Venezuela. En un hecho inusual, aproximadamente 3.000 personas ingresaron a territorio venezolano en los primeros tres días de los combates.

El origen del repentino estallido de violencia está ligado a una compleja disputa de décadas por el control de economías ilícitas y territorios. No obstante, analistas coinciden en que el apoyo indirecto de Venezuela ha sido un factor crucial en el apogeo de los enfrentamientos. Según autoridades colombianas, el ELN, un grupo rebelde fundado en Colombia en la década de 1960 con ideales marxistas, ha encontrado refugio en territorio venezolano, donde ha triplicado su capacidad operativa en la última década, alcanzando aproximadamente 6.000 combatientes. Este crecimiento es atribuido al fortalecimiento de la relación entre el grupo armado y Nicolás Maduro, presidente de Venezuela.

A lo largo de los años, Venezuela ha sido un destino tanto para refugiados colombianos como para ofensivas clandestinas de los rebeldes. Según el ejército colombiano, los combatientes del ELN han utilizado su base en Venezuela para lanzar ataques estratégicos en territorio colombiano. Sin embargo, Caracas ha negado categóricamente ser una plataforma para grupos armados, con el ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, afirmando que "Venezuela no servirá jamás como plataforma para grupos armados al margen de la ley".

La relación entre Gustavo Petro, el presidente colombiano, y Nicolás Maduro, otrora amistosa, se ha tensado a medida que aumentan las tensiones fronterizas. Petro, quien asumió el cargo como primer presidente de izquierda en Colombia, ha señalado que la influencia del ELN en el conflicto trasciende las fronteras nacionales, acusando al grupo de actuar como una “fuerza extranjera” que invade a Colombia.

La declaración de Petro refuerza la percepción de que el respaldo implícito de Venezuela al ELN dificulta los intentos de su gobierno de lograr una paz absoluta. Según Kyle Johnson, de Conflict Responses Foundation, este recrudecimiento de la violencia representa un golpe crítico al objetivo de Petro de alcanzar la "paz total" en Colombia, un compromiso emblemático de su campaña presidencial. Los analistas estiman que la falta de cooperación efectiva entre ambos gobiernos permite que el conflicto se intensifique, prolongando el sufrimiento de los desplazados.

Por otro lado, autoridades venezolanas aseguran haber discutido estrategias conjuntas para contener al ELN con representantes colombianos. Sin embargo, las tensiones han complicado las relaciones bilaterales, y ninguna de las estrategias planteadas ha tenido impacto visible en los niveles de violencia de la región.

En medio de este gigantesco desafío, las comunidades locales soportan el impacto más duro. Familias desplazadas describen cómo escaparon de sus hogares ante el escaso tiempo de advertencia. Por ejemplo, Luz, de 45 años, relató cómo fue forzada a abandonar su hogar con su esposo y dos hijos tras recibir una amenaza directa de los grupos armados. Escuelas y coliseos han sido transformados en refugios temporales, pero las condiciones son extremadamente precarias.

El conflicto no sólo afecta a los colombianos, sino también a los venezolanos en la frontera. Después de años en que miles cruzaron de Venezuela a Colombia huyendo de la crisis política y económica, la situación actual ha invertido la dirección del flujo migratorio.

Esta crisis rebela un componente internacional que dificulta alcanzar una solución definitiva. Analistas y expertos aseguran que la clave yace en un manejo integral y cooperativo entre ambos países, aunque esto parece incierto en medio de las tensas relaciones políticas y diplomáticas actuales.

La región del Catatumbo, en el noreste de Colombia, se ha convertido en escenario de la peor crisis de violencia que el país ha visto en décadas. Más de 54.000 personas han huido de sus hogares y, en cuestión de días, al menos 80 han perdido la vida. Este brote de violencia ha dejado a miles de civiles atrapados entre dos grupos rebeldes rivales: el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Frente 33, una facción de las disueltas FARC que rechazó el acuerdo de paz firmado en 2016.

El conflicto se intensificó a principios de enero, cuando combatientes del ELN ingresaron a la región con el objetivo de derrocar al Frente 33, rompiendo un frágil equilibrio territorial en una zona estratégica donde predominan vastos cultivos de coca, la base del narcotráfico. Este enfrentamiento generó un desplazamiento masivo de civiles hacia refugios temporales en Tibú y Cúcuta, mientras otros buscaron seguridad en zonas de selva o incluso cruzaron la frontera hacia Venezuela. En un hecho inusual, aproximadamente 3.000 personas ingresaron a territorio venezolano en los primeros tres días de los combates.

El origen del repentino estallido de violencia está ligado a una compleja disputa de décadas por el control de economías ilícitas y territorios. No obstante, analistas coinciden en que el apoyo indirecto de Venezuela ha sido un factor crucial en el apogeo de los enfrentamientos. Según autoridades colombianas, el ELN, un grupo rebelde fundado en Colombia en la década de 1960 con ideales marxistas, ha encontrado refugio en territorio venezolano, donde ha triplicado su capacidad operativa en la última década, alcanzando aproximadamente 6.000 combatientes. Este crecimiento es atribuido al fortalecimiento de la relación entre el grupo armado y Nicolás Maduro, presidente de Venezuela.

A lo largo de los años, Venezuela ha sido un destino tanto para refugiados colombianos como para ofensivas clandestinas de los rebeldes. Según el ejército colombiano, los combatientes del ELN han utilizado su base en Venezuela para lanzar ataques estratégicos en territorio colombiano. Sin embargo, Caracas ha negado categóricamente ser una plataforma para grupos armados, con el ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, afirmando que "Venezuela no servirá jamás como plataforma para grupos armados al margen de la ley".

La relación entre Gustavo Petro, el presidente colombiano, y Nicolás Maduro, otrora amistosa, se ha tensado a medida que aumentan las tensiones fronterizas. Petro, quien asumió el cargo como primer presidente de izquierda en Colombia, ha señalado que la influencia del ELN en el conflicto trasciende las fronteras nacionales, acusando al grupo de actuar como una “fuerza extranjera” que invade a Colombia.

La declaración de Petro refuerza la percepción de que el respaldo implícito de Venezuela al ELN dificulta los intentos de su gobierno de lograr una paz absoluta. Según Kyle Johnson, de Conflict Responses Foundation, este recrudecimiento de la violencia representa un golpe crítico al objetivo de Petro de alcanzar la "paz total" en Colombia, un compromiso emblemático de su campaña presidencial. Los analistas estiman que la falta de cooperación efectiva entre ambos gobiernos permite que el conflicto se intensifique, prolongando el sufrimiento de los desplazados.

Por otro lado, autoridades venezolanas aseguran haber discutido estrategias conjuntas para contener al ELN con representantes colombianos. Sin embargo, las tensiones han complicado las relaciones bilaterales, y ninguna de las estrategias planteadas ha tenido impacto visible en los niveles de violencia de la región.

En medio de este gigantesco desafío, las comunidades locales soportan el impacto más duro. Familias desplazadas describen cómo escaparon de sus hogares ante el escaso tiempo de advertencia. Por ejemplo, Luz, de 45 años, relató cómo fue forzada a abandonar su hogar con su esposo y dos hijos tras recibir una amenaza directa de los grupos armados. Escuelas y coliseos han sido transformados en refugios temporales, pero las condiciones son extremadamente precarias.

El conflicto no sólo afecta a los colombianos, sino también a los venezolanos en la frontera. Después de años en que miles cruzaron de Venezuela a Colombia huyendo de la crisis política y económica, la situación actual ha invertido la dirección del flujo migratorio.

Esta crisis rebela un componente internacional que dificulta alcanzar una solución definitiva. Analistas y expertos aseguran que la clave yace en un manejo integral y cooperativo entre ambos países, aunque esto parece incierto en medio de las tensas relaciones políticas y diplomáticas actuales.

Algo Curioso

PODRÍA INTERESARTE
 

No tienes acceso

Necesitas una membresía para acceder al contenido de este sitio.
Por favor Regístrate o Ingresa