El estudio, publicado en la revista Chronobiology International, es una continuación del estudio finlandés de gemelos de 2002. Involucró a casi 24,000 gemelos desde 1981 hasta 2018, con el objetivo de identificar las causas de comportamientos relacionados con la salud y enfermedades. Los participantes describieron sus preferencias de sueño, clasificándose como personas matutinas o nocturnas. Los resultados revelaron que solo el 10% se identificó como definitivamente nocturno, mientras que un 33% mostró alguna preferencia por quedarse despierto hasta tarde.
El análisis de los registros de defunción de 8,728 participantes mostró que ser una persona nocturna aumentaba el riesgo de muerte prematura en aproximadamente un 9% en comparación con las personas matutinas. Este hallazgo es significativo, ya que sugiere que el cronotipo, o preferencia de sueño, podría tener un impacto directo en la longevidad. El estudio ajustó los datos para considerar factores como el nivel educativo, el consumo de alcohol, el tabaquismo, el índice de masa corporal y la duración del sueño.
Los investigadores destacaron que las personas nocturnas son más propensas a desarrollar hábitos insalubres, como un mayor consumo de alcohol y tabaco. Estos hábitos podrían ser los responsables del aumento en el riesgo de mortalidad. Además, se observó que las personas nocturnas tienden a ser más sedentarias, con niveles de aptitud aeróbica más bajos y una mayor resistencia a la insulina, lo que aumenta el riesgo de enfermedades metabólicas y cardiovasculares.