Vince McMahon, el legendario fundador de la World Wrestling Entertainment (WWE), ha presentado su renuncia como presidente ejecutivo de TKO Group Holdings, la empresa matriz de WWE, tras ser acusado de graves delitos de abuso sexual, tráfico y maltrato físico. Estas acusaciones provienen de una demanda presentada por Janel Grant, una exmiembro del personal de WWE, que trabajaba en la sede de la compañía. La demanda detalla una serie de incidentes perturbadores, incluyendo acusaciones de que McMahon ofreció a Grant un empleo y promociones a cambio de favores sexuales.
El caso ha sacudido los cimientos de la industria del entretenimiento deportivo, poniendo en tela de juicio no solo la conducta de McMahon, sino también la cultura corporativa de WWE. Según la demanda, McMahon ejerció su poder e influencia para manipular y explotar a Grant, ofreciéndole beneficios profesionales a cambio de cumplir con sus demandas sexuales. Además, se alega que distribuyó imágenes y videos sexuales de ella a otros empleados de WWE.
La renuncia de McMahon se produce en un momento crítico para WWE y TKO Group Holdings. La empresa, que se fusionó con UFC, propiedad de Endeavor Group, ha sido valorada en más de 21 mil millones de dólares. McMahon, quien transformó la WWE de una empresa de lucha libre regional a un gigante del entretenimiento global, ha sido una figura dominante en la industria durante décadas. Su salida marca un cambio significativo en la dirección y la imagen pública de la empresa.
La demanda contra McMahon y otros ejecutivos de WWE ha generado un intenso escrutinio público y mediático. Las acusaciones detalladas en la demanda describen un patrón de comportamiento abusivo y explotador, que incluye tráfico sexual, agresión y abuso emocional. Estas revelaciones han provocado un debate más amplio sobre las prácticas laborales y la ética en el mundo del entretenimiento deportivo.