Un estudio innovador ha descubierto que los niños que residen cerca de espacios verdes tienen una densidad ósea significativamente mayor. Esta investigación, publicada en la revista JAMA Network Open, analizó a más de 300 niños en Flandes, Bélgica, y encontró que aquellos que vivían en áreas con un 20-25% más de espacios naturales tenían una fuerza ósea equivalente a medio año de crecimiento natural.
Los investigadores utilizaron ultrasonido para medir la densidad ósea de los niños, teniendo en cuenta factores como la edad, el peso, la altura, la etnicidad y el nivel educativo de la madre. Los resultados mostraron, por ejemplo, que los niños con un 25% más de espacio verde en un radio de 1000 metros de su hogar tenían un 66% menos de riesgo de tener una densidad ósea muy baja.
La importancia de este estudio radica en que la fuerza ósea se desarrolla durante la infancia y la adolescencia, antes de estabilizarse hasta aproximadamente los 50 años y luego disminuir. Por lo tanto, aumentar el tamaño y la accesibilidad de los espacios verdes para los niños podría prevenir fracturas y osteoporosis en la edad adulta.
El vínculo entre los espacios verdes y una mayor densidad ósea probablemente se deba a niveles más altos de actividad física en los niños que viven cerca de parques, lo que estimula el crecimiento óseo. Esta conexión fue más fuerte en espacios verdes con árboles, posiblemente porque estos lugares son más atractivos para visitar.