El 24 de abril de 2025, Kyiv fue blanco de una ofensiva de gran escala por parte de Rusia, que lanzó un ataque conformado por al menos 70 misiles y 145 drones sobre la capital y otras ciudades ucranianas. El ataque resultó en la muerte de al menos 12 personas y dejó 90 heridos, incluidos al menos seis menores. Entre las víctimas mortales se encontraban dos niños. Al menos 40 de los heridos requirieron hospitalización debido a la gravedad de sus lesiones.
Las zonas afectadas en Kyiv comprendieron 13 localizaciones, entre las que se encuentran edificaciones residenciales y otras instalaciones de infraestructura civil, con varias propiedades gravemente dañadas. Equipos de rescate continúan las labores de búsqueda de posibles sobrevivientes bajo los escombros; se han reportado señales de teléfonos móviles sonando en las áreas colapsadas, lo que añade complejidad a las tareas de salvamento.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, regresó de Sudáfrica inmediatamente tras conocerse el ataque. Zelensky señaló que el objetivo de la ofensiva era ejercer presión sobre Estados Unidos en el contexto de las negociaciones de paz. Además, el presidente ucraniano denunció el uso por parte de Rusia de al menos un misil balístico fabricado en Corea del Norte durante los bombardeos, lo que señalaría una colaboración armamentística entre Moscú y Pyongyang si se confirma el origen.
En respuesta, el presidente estadounidense Donald Trump manifestó su rechazo a los bombardeos rusos a través de su red Truth Social, solicitando a Vladimir Putin que detuviera las acciones con las palabras: “¡Vladimir, PARA!”. Trump destacó el elevado costo humano del conflicto, mencionando que 5,000 soldados mueren semanalmente, y urgió a ambas partes a alcanzar un acuerdo de paz. Posteriormente, en una reunión en la Casa Blanca, el mandatario afirmó haber presionado a Rusia para avanzar en las negociaciones.
Durante los comentarios realizados, Trump señaló la difícil situación territorial, indicando que Ucrania había perdido una cantidad considerable de terreno y que la recuperación de Crimea —anexionada por Rusia en 2014— se presentaba como un reto considerable.
El ataque de Rusia no se limitó a Kyiv; también se produjeron bombardeos en ciudades como Kharkiv, donde se reportaron daños materiales y personas heridas. Según la Fuerza Aérea ucraniana, las defensas lograron interceptar 48 de los 70 misiles dirigidos a Kyiv y 64 de los 145 drones empleados en el ataque, evitando así un mayor número de víctimas y daños.
Tras la ofensiva, líderes internacionales como el presidente francés Emmanuel Macron condenaron los ataques, subrayando que Rusia es quien perpetra las agresiones en el actual conflicto. Por su parte, Zelensky reiteró que Ucrania no aceptará la ocupación de Crimea y enfatizó que la presión internacional debe centrarse en el gobierno ruso.
Las autoridades ucranianas continúan evaluando los daños y coordinando esfuerzos de rescate, mientras la situación humanitaria en las áreas afectadas permanece crítica tras el ataque de mayor envergadura en Kyiv desde julio de 2024.