El 11 de enero de 2020, China reportó la primera muerte conocida relacionada con COVID-19, un hombre de 61 años que frecuentaba el mercado de Huanan en Wuhan. Desde entonces, la pandemia ha tenido repercusiones globales profundas. A la fecha del 10 de noviembre de 2024, se han registrado más de 7 millones de muertes y aproximadamente 776 millones de casos confirmados en 234 países, según informes oficiales.
El año más letal de la pandemia fue 2021, con 3.52 millones de fallecimientos atribuidos al virus. En contraste, 2022 fue el año con el mayor número de contagios registrados, alcanzando la cifra de 445 millones de casos. Durante 2024, se reportaron 3 millones de nuevos casos y unas 70,000 muertes, evidenciando una disminución significativa en comparación con años anteriores.
El virus ha evolucionado hacia variantes que, aunque son más contagiosas, resultan menos letales. Esto ha permitido que la enfermedad se asemeje a una gripe estacional en términos de su impacto. No obstante, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la circulación real del virus podría ser hasta 20 veces mayor que el número de casos reportados oficialmente, lo que sugiere una subestimación de su verdadera propagación.
En términos de vacunación, se han administrado más de 13 mil millones de dosis a nivel mundial desde 2021. Las vacunas han demostrado ser sumamente efectivas para prevenir enfermedades graves y muertes, aunque la inmunidad frente a infecciones más leves decrece con el tiempo, lo que ha requerido la administración de dosis de refuerzo para mantener la protección.
El origen del SARS-CoV-2 sigue siendo objeto de investigación. Se postula que el virus tiene un origen zoonótico, con vínculos a murciélagos y pangolines. El mercado de Huanan en Wuhan ha sido identificado como un posible punto de inicio del brote, aunque no se ha confirmado si fue exclusivamente el origen o un centro de transmisión temprana.
El COVID-19 ha tenido un impacto significativo en la salud pública. La OMS subraya la importancia de continuar con la vacunación, especialmente entre personas mayores de 65 años y grupos vulnerables, para prevenir formas graves de la enfermedad. Además, se ha identificado el "COVID largo," un síndrome que afecta aproximadamente al 6% de los casos graves después de la recuperación, impactando órganos como el corazón, el cerebro y los pulmones.
En respuesta a la amenaza, la OMS está trabajando en la elaboración de un tratado para preparar a los países ante futuros patógenos con potencial pandémico. Sin embargo, las negociaciones en torno a este tratado han encontrado obstáculos debido a la falta de consenso entre naciones, lo que refleja la complejidad de coordinar una respuesta global.
Estos datos subrayan la magnitud y el impacto continuo de la pandemia de COVID-19 en la salud pública mundial, destacando la necesidad de mantener la vigilancia y preparación ante futuros brotes. La OMS estima que la circulación real del virus podría ser hasta 20 veces mayor que la cantidad de casos reportados oficialmente, lo que sugiere que el impacto de la pandemia podría ser significativamente mayor de lo conocido.