El reciente estudio, presentado en la conferencia internacional Goldschmidt 2025 bajo el título “Biomineralising trees turn CO₂ into CaCO₃? Identifying novel oxalate-carbonate pathways associated with East African Fig trees in Samburu County, Kenya”, reveló que tres especies de higo nativas del condado de Samburu, Kenia, poseen la capacidad de almacenar dióxido de carbono atmosférico en forma de carbonato de calcio, proceso que parcialmente convierte sus troncos en piedra y deriva en depósitos semejantes a la piedra caliza en el suelo.
Los investigadores pertenecen a instituciones de Kenia, Estados Unidos, Austria y Suiza. Estudiaron la formación de estos depósitos minerales en la madera superficial y profunda de los árboles, utilizando análisis avanzados en el Stanford Synchrotron Radiation Lightsource. Identificaron tanto la distancia a la que se forma el carbonato de calcio desde el árbol como las comunidades microbianas responsables de convertir cristales de oxalato de calcio en carbonato de calcio durante la descomposición de partes de la planta.
Esta capacidad, conocida como vía oxalato-carbonato, es poco común en árboles frutales; hasta ahora, entre las primeras especies descritas se encontraba el iroko (Milicia excelsa), capaz de secuestrar hasta una tonelada de carbonato de calcio a lo largo de su vida. En el caso de los higos de Kenia, se constató que los depósitos minerales no solo atrapan CO₂ atmosférico, sino que elevan el pH del suelo circundante y mejoran la disponibilidad de nutrientes esenciales para otras plantas.
De las variedades de higo estudiadas, Ficus wakefieldii resultó ser la más eficiente en el secuestro de CO₂ en forma de carbonato de calcio. Todos los árboles hacen uso de la fotosíntesis para convertir el CO₂ en carbono orgánico para su crecimiento, pero solo algunas especies acceden además a la vía oxalato-carbonato, formando cristales internos que son posteriormente procesados por microorganismos para dejar depósitos de carbono inorgánico más duraderos.
El carbono almacenado en forma de carbonato de calcio es más resistente a la liberación que el carbono orgánico, prolongando su efecto en el secuestro de CO₂ en el suelo. La investigación prevé ahora evaluar parámetros como el consumo de agua y la productividad frutal de Ficus wakefieldii, y calcular cuánto CO₂ puede capturar este mecanismo bajo diferentes contextos ambientales, con vistas a su potencial uso en agroforestería.
El hallazgo, presentado oficialmente ante la comunidad científica internacional en Praga, implica que el uso selectivo de especies con mecanismos de biomineralización podría reforzar estrategias para mitigar emisiones de gases de efecto invernadero. CienciaDaily y especialistas destacados subrayan que este trabajo aporta una vía novedosa para impulsar la capacidad natural de los bosques en el almacenamiento de carbono y la mejora de los suelos, elementos críticos ante el cambio climático global.