La colaboración entre la Agencia Espacial Italiana, la Universidad de Milán, la Universidad de Roma Sapienza y la Universidad de Nápoles Federico II busca enfrentar el desafío de proveer alimentos frescos, ricos en nutrientes y adecuados para astronautas que participen en misiones prolongadas en la Luna o Marte. El avance principal consiste en el desarrollo de variedades mutantes de arroz capaces de alcanzar solo 10 centímetros de altura, superando así la limitación que presentan las variedades enanas tradicionales, cuyo tamaño sigue siendo excesivo para los espacios reducidos de las futuras bases lunares o marcianas.
El equipo de la Universidad de Roma ha identificado genes que permiten optimizar la arquitectura de la planta para incrementar tanto la producción como la eficiencia del cultivo. Paralelamente, se investiga cómo modificar la relación entre el embrión (rico en proteínas) y el almidón del grano, considerando que la obtención de fuentes proteicas como la carne resulta sumamente ineficiente en condiciones espaciales.
Para simular los efectos de la microgravedad en tierra, los investigadores someten las plantas a rotación continua, garantizando una estimulación uniforme de sus lados que emula las condiciones del espacio y permite observar cómo responden y adaptan su crecimiento.
El resultado potencial no solo proporcionaría una fuente de alimentos frescos, vitaminas, antioxidantes y fibra para astronautas, sino que además contribuiría a su bienestar psicológico, gracias al impacto positivo de cultivar y consumir productos frescos durante las misiones.
El proyecto, presentado en la Conferencia Anual de la Sociedad de Biología Experimental el 9 de julio de 2025 en Amberes, Bélgica, señala también aplicaciones inmediatas en la Tierra. El desarrollo de plantas resistentes y eficientes puede ser de gran utilidad para producir alimentos en regiones de condiciones adversas, como los polos Ártico y Antártico, los desiertos o instalaciones con espacio limitado.
El Moon-Rice representa un avance concreto en la búsqueda de sistemas alimentarios sostenibles para la exploración del espacio y ofrece proyecciones valiosas para adaptar la agricultura a los desafíos de los entornos más hostiles del planeta.