El descubrimiento y análisis de dos cráneos de Krusatodon kirtlingtonensis, un mamífero que vivió hace aproximadamente 166 millones de años en la Isla de Skye, Escocia, ha proporcionado información invaluable sobre la evolución de los primeros mamíferos. Los fósiles estudiados incluyen un adulto encontrado en la década de 1970 y un juvenil descubierto en 2016, que se consideran entre los más completos de su época.
El fósil del adulto, que tenía aproximadamente 7 años al momento de su muerte, muestra una longevidad notablemente mayor en comparación con los mamíferos pequeños actuales, que suelen vivir menos de un año. Por otro lado, el juvenil, que tenía entre 7 meses y 2 años cuando falleció, es el único esqueleto conocido de un mamífero juvenil del período jurásico, lo que lo convierte en un hallazgo único.
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Los investigadores emplearon tecnología de rayos X para analizar los anillos de crecimiento en los dientes de ambos fósiles. Este enfoque es similar al método usado para contar los anillos de los árboles y reveló detalles importantes sobre su desarrollo. En el caso del juvenil, los análisis indicaron que estaba en proceso de reemplazar sus dientes de leche, lo que sugiere un crecimiento y desarrollo más lentos en comparación con los mamíferos modernos.
Estos hallazgos tienen implicaciones significativas para entender la evolución de los mamíferos. Al parecer, los mamíferos del Jurásico tenían ciclos de vida más prolongados y un desarrollo más pausado, contrastando con la tendencia actual de los mamíferos pequeños que crecen rápidamente y tienen ciclos de vida cortos. La investigación sugiere que la transición hacia ciclos de vida más rápidos en los mamíferos modernos podría haberse dado durante o después del Jurásico Medio, un período comprendido entre 161 y 174 millones de años atrás.
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"Estos hallazgos permiten una reevaluación crucial de la biología y el desarrollo de los primeros mamíferos en un contexto evolutivo más amplio", señaló la paleontóloga Elsa Panciroli, autora principal del estudio. La investigación, publicada en la revista Nature, proporciona nueva evidencia sobre cómo la biología y la longevidad de los mamíferos antiguos podrían haber influido en su éxito evolutivo.
La rareza de los fósiles de Krusatodon y su excelente preservación han permitido a los científicos obtener una visión detallada de la vida en el Jurásico Medio. La información obtenida de estos fósiles es esencial para explicar cómo las características de crecimiento y longevidad en los mamíferos han evolucionado a lo largo del tiempo. Este descubrimiento no sólo enriquece nuestro conocimiento sobre la historia natural, sino que también lanza nueva luz sobre los procesos evolutivos fundamentales que dieron forma a los mamíferos actuales. Los anillos de crecimiento en los dientes, utilizados en este estudio para estimar la edad de los fósiles, son una técnica también aplicada en otras áreas de la paleontología, como en la determinación de la edad de los dinosaurios.