Los magnetares, una rara clase de estrellas de neutrones con campos magnéticos extremadamente potentes, han cobrado relevancia en la astrofísica moderna por su papel en la síntesis de elementos pesados. Investigadores han determinado que estos objetos pueden ser responsables de hasta el 10% de la abundancia total de elementos más pesados que el hierro en la galaxia, un hallazgo respaldado por análisis de datos acumulados durante dos décadas de observaciones de telescopios de la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA).
El mecanismo que permite a los magnetares crear metales pesados es el proceso rápido de captura de neutrones, conocido como "r-process". Durante un evento llamado "starquake", la corteza del magnetar se fractura violentamente, liberando una enorme cantidad de energía y permitiendo que núcleos atómicos capturen neutrones de manera acelerada. Este entorno extremo produce átomos inestables, que posteriormente se desintegran dando lugar a elementos como el oro y el platino.
Un solo estallido de magnetar, según las estimaciones presentadas, puede expulsar al espacio una masa de metales pesados equivalente a un tercio de la masa terrestre. La última llamarada considerable de un magnetar fue detectada en diciembre de 2004, momento en el que se registró una señal de rayos gamma consistente con la formación y dispersión de elementos pesados.
El equipo dirigido por los astrofísicos Anirudh Patel y Brian Metzger identificó que estas llamaradas pudieron haber sido una fuente primordial de oro tras el Big Bang, dada la existencia temprana de magnetares en el cosmos. Esta hipótesis encuentra respaldo al comparar estos fenómenos con las fusiones de estrellas de neutrones, que aunque producen metales pesados, ocurren demasiado tarde en la evolución del universo para explicar la existencia de oro en sus primeras etapas.
El estudio sostiene también que las llamaradas de magnetares, además de generar estos elementos, los expulsan al espacio interestelar, contribuyendo a la composición química de futuros sistemas estelares y planetas. Para profundizar en el análisis de estos fenómenos, la NASA prepara la misión COSI (Compton Spectrometer and Imager), cuyo lanzamiento está previsto para 2027. Esta misión buscará identificar gases y rastros de elementos producidos específicamente en eventos de magnetares.
Las conclusiones de estas investigaciones refuerzan la teoría de que los magnetares desempeñan un papel esencial en la formación y distribución de elementos pesados en el universo, y ofrecen una perspectiva renovada sobre la evolución química a escalas galácticas.