Mundo

EE. UU. entra en guerra con Irán y destruye instalaciones nucleares clave en respuesta a la escalada regional

El 21 de junio de 2025, fuerzas estadounidenses dirigidas por orden del presidente Donald Trump efectuaron bombardeos sobre los complejos nucleares de Fordow, Natanz e Isfahan en Irán. La ofensiva, realizada en coordinación con Israel y utilizando bombas de penetración de búnker de 30,000 libras, marca un punto crítico en la creciente tensión de la región.

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EE. UU. entra en guerra con Irán y destruye instalaciones nucleares clave en respuesta a la escalada regional

El 21 de junio de 2025, fuerzas estadounidenses dirigidas por orden del presidente Donald Trump efectuaron bombardeos sobre los complejos nucleares de Fordow, Natanz e Isfahan en Irán. La ofensiva, realizada en coordinación con Israel y utilizando bombas de penetración de búnker de 30,000 libras, marca un punto crítico en la creciente tensión de la región.

"Este ataque será recordado como un momento histórico para Estados Unidos, Israel y el mundo"

– Declaró el presidente Donald Trump.

21/6/2025

Estados Unidos lanzó el 21 de junio de 2025 una serie de ataques aéreos contra tres de los principales sitios nucleares de Irán: Fordow, Natanz e Isfahan. El presidente Donald Trump anunció la operación señalando que las aeronaves estadounidenses ya se encontraban fuera del espacio aéreo iraní tras ejecutar el operativo. Según confirmó el mandatario, en el sitio de Fordow se utilizó una carga completa de bombas de penetración de búnker, cada una con un peso de 30,000 libras, diseñadas específicamente para destruir instalaciones subterráneas protegidas.


La instalación atacada en Fordow se localiza próxima a Qom, excava entre 80 y 90 metros bajo tierra, y es conocida por su papel estratégico en el enriquecimiento de uranio iraní. Natanz, ubicada a 250 kilómetros al sur de Teherán, es reconocida como la planta de enriquecimiento de uranio más grande en Irán, con una capacidad estimada para albergar hasta 50,000 centrifugadoras. El complejo de Isfahan es el principal centro de investigación nuclear del país y alberga instalaciones de conversión de uranio, así como varios laboratorios asociados.


Estos bombardeos estadounidenses se producen tras una semana de ataques aéreos israelíes, en los que murieron dos comandantes de la Fuerza Quds de Irán y se destruyeron varios objetivos militares. Además, el ejército israelí se encontraba en preparación para un posible conflicto prolongado en la región, mientras los hutíes apoyados por Irán en Yemen amenazaban con retomar ataques contra buques estadounidenses que cruzan el Mar Rojo.


Cifras oficiales proporcionadas por el Ministerio de Salud iraní confirman al menos 430 víctimas mortales y 3,056 personas heridas como saldo de los ataques israelíes en Irán desde el inicio de la escalada. Aunque las autoridades iraníes no han actualizado las cifras tras la ofensiva estadounidense, el impacto humano se ha sumado a la creciente inestabilidad regional.


El operativo fue coordinado entre los ejércitos de Estados Unidos e Israel. Esta colaboración precedió al despliegue de los bombardeos, los cuales lograron, según evaluaciones iniciales, afectar seriamente la infraestructura nuclear iraní.


La reacción iraní no se hizo esperar. El líder supremo, Ayatollah Ali Khamenei, advirtió que los ataques estadounidenses traen consigo “daños irreparables”. Por su parte, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Esmail Baghaei, calificó cualquier intervención estadounidense como una receta para “una guerra total en la región”.


En su anuncio, Trump describió la ofensiva como un “momento histórico” y llamó a Irán a aceptar una negociación inmediata para evitar nuevas acciones militares. Recalcó que ninguna otra fuerza en el mundo tendría la capacidad militar y tecnológica para ejecutar un ataque de estas características.


La magnitud del ataque, el uso de armamento específico para destruir búnkeres profundamente enterrados y la coordinación militar entre Washington y Tel Aviv amplifican la tensión en Medio Oriente. El alto costo en vidas humanas y la amenaza de nuevas represalias complican aún más el escenario, mientras la atención internacional se centra en las potenciales reacciones de Irán y la posibilidad de una escalada mayor en la región.

Algo Curioso

"Este ataque será recordado como un momento histórico para Estados Unidos, Israel y el mundo"

– Declaró el presidente Donald Trump.

Jun 21, 2025
Colglobal News

Estados Unidos lanzó el 21 de junio de 2025 una serie de ataques aéreos contra tres de los principales sitios nucleares de Irán: Fordow, Natanz e Isfahan. El presidente Donald Trump anunció la operación señalando que las aeronaves estadounidenses ya se encontraban fuera del espacio aéreo iraní tras ejecutar el operativo. Según confirmó el mandatario, en el sitio de Fordow se utilizó una carga completa de bombas de penetración de búnker, cada una con un peso de 30,000 libras, diseñadas específicamente para destruir instalaciones subterráneas protegidas.


La instalación atacada en Fordow se localiza próxima a Qom, excava entre 80 y 90 metros bajo tierra, y es conocida por su papel estratégico en el enriquecimiento de uranio iraní. Natanz, ubicada a 250 kilómetros al sur de Teherán, es reconocida como la planta de enriquecimiento de uranio más grande en Irán, con una capacidad estimada para albergar hasta 50,000 centrifugadoras. El complejo de Isfahan es el principal centro de investigación nuclear del país y alberga instalaciones de conversión de uranio, así como varios laboratorios asociados.


Estos bombardeos estadounidenses se producen tras una semana de ataques aéreos israelíes, en los que murieron dos comandantes de la Fuerza Quds de Irán y se destruyeron varios objetivos militares. Además, el ejército israelí se encontraba en preparación para un posible conflicto prolongado en la región, mientras los hutíes apoyados por Irán en Yemen amenazaban con retomar ataques contra buques estadounidenses que cruzan el Mar Rojo.


Cifras oficiales proporcionadas por el Ministerio de Salud iraní confirman al menos 430 víctimas mortales y 3,056 personas heridas como saldo de los ataques israelíes en Irán desde el inicio de la escalada. Aunque las autoridades iraníes no han actualizado las cifras tras la ofensiva estadounidense, el impacto humano se ha sumado a la creciente inestabilidad regional.


El operativo fue coordinado entre los ejércitos de Estados Unidos e Israel. Esta colaboración precedió al despliegue de los bombardeos, los cuales lograron, según evaluaciones iniciales, afectar seriamente la infraestructura nuclear iraní.


La reacción iraní no se hizo esperar. El líder supremo, Ayatollah Ali Khamenei, advirtió que los ataques estadounidenses traen consigo “daños irreparables”. Por su parte, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Esmail Baghaei, calificó cualquier intervención estadounidense como una receta para “una guerra total en la región”.


En su anuncio, Trump describió la ofensiva como un “momento histórico” y llamó a Irán a aceptar una negociación inmediata para evitar nuevas acciones militares. Recalcó que ninguna otra fuerza en el mundo tendría la capacidad militar y tecnológica para ejecutar un ataque de estas características.


La magnitud del ataque, el uso de armamento específico para destruir búnkeres profundamente enterrados y la coordinación militar entre Washington y Tel Aviv amplifican la tensión en Medio Oriente. El alto costo en vidas humanas y la amenaza de nuevas represalias complican aún más el escenario, mientras la atención internacional se centra en las potenciales reacciones de Irán y la posibilidad de una escalada mayor en la región.

Estados Unidos lanzó el 21 de junio de 2025 una serie de ataques aéreos contra tres de los principales sitios nucleares de Irán: Fordow, Natanz e Isfahan. El presidente Donald Trump anunció la operación señalando que las aeronaves estadounidenses ya se encontraban fuera del espacio aéreo iraní tras ejecutar el operativo. Según confirmó el mandatario, en el sitio de Fordow se utilizó una carga completa de bombas de penetración de búnker, cada una con un peso de 30,000 libras, diseñadas específicamente para destruir instalaciones subterráneas protegidas.


La instalación atacada en Fordow se localiza próxima a Qom, excava entre 80 y 90 metros bajo tierra, y es conocida por su papel estratégico en el enriquecimiento de uranio iraní. Natanz, ubicada a 250 kilómetros al sur de Teherán, es reconocida como la planta de enriquecimiento de uranio más grande en Irán, con una capacidad estimada para albergar hasta 50,000 centrifugadoras. El complejo de Isfahan es el principal centro de investigación nuclear del país y alberga instalaciones de conversión de uranio, así como varios laboratorios asociados.


Estos bombardeos estadounidenses se producen tras una semana de ataques aéreos israelíes, en los que murieron dos comandantes de la Fuerza Quds de Irán y se destruyeron varios objetivos militares. Además, el ejército israelí se encontraba en preparación para un posible conflicto prolongado en la región, mientras los hutíes apoyados por Irán en Yemen amenazaban con retomar ataques contra buques estadounidenses que cruzan el Mar Rojo.


Cifras oficiales proporcionadas por el Ministerio de Salud iraní confirman al menos 430 víctimas mortales y 3,056 personas heridas como saldo de los ataques israelíes en Irán desde el inicio de la escalada. Aunque las autoridades iraníes no han actualizado las cifras tras la ofensiva estadounidense, el impacto humano se ha sumado a la creciente inestabilidad regional.


El operativo fue coordinado entre los ejércitos de Estados Unidos e Israel. Esta colaboración precedió al despliegue de los bombardeos, los cuales lograron, según evaluaciones iniciales, afectar seriamente la infraestructura nuclear iraní.


La reacción iraní no se hizo esperar. El líder supremo, Ayatollah Ali Khamenei, advirtió que los ataques estadounidenses traen consigo “daños irreparables”. Por su parte, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Esmail Baghaei, calificó cualquier intervención estadounidense como una receta para “una guerra total en la región”.


En su anuncio, Trump describió la ofensiva como un “momento histórico” y llamó a Irán a aceptar una negociación inmediata para evitar nuevas acciones militares. Recalcó que ninguna otra fuerza en el mundo tendría la capacidad militar y tecnológica para ejecutar un ataque de estas características.


La magnitud del ataque, el uso de armamento específico para destruir búnkeres profundamente enterrados y la coordinación militar entre Washington y Tel Aviv amplifican la tensión en Medio Oriente. El alto costo en vidas humanas y la amenaza de nuevas represalias complican aún más el escenario, mientras la atención internacional se centra en las potenciales reacciones de Irán y la posibilidad de una escalada mayor en la región.

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