El neotame, un edulcorante desarrollado como alternativa al aspartame, está siendo revisado críticamente debido a nuevos estudios que revelan su potencial daño a la salud intestinal. A pesar de haber sido aprobado como seguro por autoridades globales, investigaciones recientes sugieren que podría tener efectos perjudiciales incluso a dosis consideradas seguras. El estudio realizado por el equipo de la Dra. Havovi Chichger en la Universidad de Anglia Ruskin encontró que pequeñas cantidades de neotame pueden alterar significativamente la microbiota intestinal y debilitar las barreras del epitelio intestinal, facilitando problemas como el síndrome del intestino irritable y la resistencia a la insulina.
La investigación destaca cómo el neotame afecta negativamente las células del epitelio intestinal, induciendo apoptosis y muerte celular. Esto se correlaciona con un aumento en la permeabilidad del epitelio, lo que podría permitir el paso de toxinas y patógenos al torrente sanguíneo, exacerbando o desencadenando respuestas inflamatorias y otras complicaciones de salud. Según el estudio, este deterioro de la barrera intestinal es mediado por el receptor de sabor dulce T1R3, lo que sugiere un mecanismo específico a través del cual el neotame ejerce su efecto tóxico.
Además de los impactos directos en el epitelio intestinal, el neotame también influencia negativamente la microbiota. Este edulcorante aumenta la formación de biofilms y la virulencia de bacterias intestinales como Escherichia coli, lo cual es preocupante dada la importancia de un microbioma equilibrado para la salud general. Los estudios sugieren que el neotame no solo altera la viabilidad celular directamente sino que también modifica el metabolismo bacteriano, potencializando características patógenas que pueden comprometer aún más la integridad intestinal.
Este complejo escenario resalta la necesidad de reevaluar el uso de neotame y otros edulcorantes artificiales en la alimentación. Aunque inicialmente se promovieron como alternativas seguras para reducir el consumo de azúcar, los hallazgos actuales plantean serias dudas sobre su seguridad a largo plazo y efectos en la salud, instando a más investigaciones y posiblemente a una revisión de las regulaciones existentes.