El 8 de junio de 2025 se confirmó que la prohibición de pasear perros en público, antes vigente en Teherán desde 2019, fue ampliada a al menos 18 ciudades iraníes, incluyendo Ilam, Isfahan y Kerman, bajo justificaciones de salud pública, orden social y seguridad. Esta normativa también prohíbe el transporte de perros en vehículos. En ciudades como Ilam la medida entró en vigor el mismo día del anuncio, y un funcionario local advirtió que quienes no respeten la prohibición enfrentarán acciones legales.
Las autoridades insisten en que la presencia de perros en espacios públicos implica riesgos sanitarios y altera la paz social. En Hamedan, el fiscal Abbas Najafi sostuvo que los paseos caninos representan una amenaza para la salud pública y la tranquilidad ciudadana. La tenencia de perros ha sido fuertemente cuestionada por las autoridades iraníes, que la consideran una influencia cultural occidental y contraria a los valores islámicos. En 2021, 75 legisladores calificaron la posesión de mascotas como un "problema social destructivo" y señalaron que podría modificar gradualmente el estilo de vida iraní e islámico. El líder supremo de Irán, Ayatollah Ali Khamenei, ha descrito la tenencia de perros, fuera de los usos para pastoreo, caza o seguridad, como "reprobable".
La controversia en torno a los perros en Irán se remonta a la Revolución Islámica de 1979, cuando se intensificó la percepción de estos animales como impuros y símbolos de la cultura occidental. En 2010 el Ministerio de Cultura y Guía Islámica vetó la publicidad de productos para mascotas. Además, en 2014 se presentó un proyecto de ley que contemplaba sancionar con multas y azotes a los dueños de perros, aunque no llegó a aprobarse.
La aplicación de las prohibiciones sigue siendo irregular en varias zonas, y en Teherán y otras ciudades muchos ciudadanos continúan paseando a sus perros pese a las restricciones. A pesar de la presión estatal y social, la tenencia de perros ha crecido, especialmente entre jóvenes, quienes perciben esta práctica como una forma de oposición ante las restricciones del régimen. Las recientes ampliaciones de la prohibición generaron críticas en sectores de la sociedad iraní, que reclaman a la policía priorizar asuntos de seguridad pública por encima de las restricciones a la vida privada de quienes tienen mascotas.