Irán llevó a cabo el lunes una ofensiva con misiles hipersónicos y de gran alcance sobre las ciudades israelíes de Tel Aviv y Haifa, en una respuesta directa a los recientes bombardeos de Israel contra instalaciones nucleares y de misiles balísticos ubicadas en territorio iraní. El ataque causó la muerte de al menos cinco personas y dejó a más de 100 heridas, según datos del servicio nacional de emergencias israelí.
Durante el bombardeo, múltiples explosiones sacudieron Tel Aviv antes del amanecer, destruyendo edificios residenciales y hoteles situados apenas a unos cientos de metros de la Embajada de Estados Unidos, e impactando zonas concurridas como Shuk HaCarmel, así como áreas de Petach Tikva y Bnei Brak, donde una escuela quedó afectada. En Haifa, los misiles provocaron al menos 30 heridos y generaron incendios cerca de una central eléctrica adyacente al puerto, lo que movilizó equipos de búsqueda y rescate en toda la ciudad.
La Guardia Revolucionaria iraní afirmó haber empleado un “nuevo método” para confundir a los avanzados sistemas de defensa antimisiles de Israel, provocando que estos se atacaran entre sí y facilitando el éxito de los misiles. Las autoridades militares israelíes aún no han emitido comentarios oficialmente, aunque han reconocido previamente que sus sistemas defensivos no son completamente invulnerables.
La escalada se produce tras varios días de ataques cruzados. Israel, al intensificar sus acciones el viernes anterior, eliminó a altos mandos militares iraníes y dañó infraestructuras nucleares clave. Entre los muertos confirmados por Irán figuran el jefe de la división de inteligencia de la Guardia Revolucionaria, Mohammad Kazemi, y su adjunto. Según fuentes del Ministerio de Salud iraní, al menos 224 personas —el 90 % civiles— han fallecido y más de 1.200 han resultado heridas en los ataques israelíes recientes.
Israel reportó que la mañana del lunes volvió a atacar centros de mando tanto del ejército iraní como de la Guardia Revolucionaria. Irán ha advertido con represalias “importantes” y ha prometido “abrir las puertas del infierno” en respuesta a las bajas y daños sufridos en sus instalaciones críticas.
El recrudecimiento del conflicto ha tenido eco internacional durante la cumbre del G7, realizada en las Montañas Rocosas de Canadá. Los líderes de las principales potencias mundiales expresaron su preocupación y pidieron evitar una escalada mayor. El canciller alemán, Friedrich Merz, enumeró entre las prioridades de la reunión impedir que Irán obtenga armas nucleares, salvaguardar el derecho de defensa de Israel, prevenir la regionalización del conflicto y mantener abiertas todas las vías diplomáticas posibles.
Previo a la cumbre, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sostuvo ante la prensa: «Espero que haya un acuerdo. Creo que es hora de un acuerdo», si bien reiteró que «a veces tienen que luchar». A pesar de la presión internacional para gestionar la crisis, Irán notificó a mediadores de Qatar y Omán que descarta cualquier negociación de alto el fuego mientras su territorio siga bajo ataque israelí, motivo por el cual se cancelaron las negociaciones nucleares con Estados Unidos programadas para el domingo.
El ataque iraní incluyó operativos inusuales como el lanzamiento de misiles a plena luz del día sobre Tel Aviv, seguidos de bombardeos nocturnos en Haifa y otras localidades del sur de Israel. Fuentes de Washington confirmaron que el presidente Trump vetó recientemente un plan de Israel para asesinar al ayatolá Ali Khamenei, máxima autoridad de Irán, mientras que dos funcionarios estadounidenses indicaron que fuerzas de su país ayudaron a interceptar parte de los misiles iraníes lanzados contra Israel.
Por su parte, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu rechazó comentar sobre los reportes de Fox News relativos a discutidas operaciones conjuntas con Estados Unidos y subrayó: "Hacemos lo que tenemos que hacer".
Aunque Irán sostiene que su programa nuclear tiene fines pacíficos, la comunidad internacional, incluidos países occidentales y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), mantienen sospechas de que pueda ser utilizado para el desarrollo de armas nucleares. Estados Unidos insiste en la necesidad de imponer límites estrictos al programa nuclear iraní para reducir los riesgos regionales.
Al margen de la situación en el terreno y como muestra de la dimensión internacional del conflicto, la Agencia de Noticias de la República Islámica citó al ministro de Defensa de Pakistán, quien declaró: «En esta crisis, apoyaremos a Irán en todo lo posible. Protegeremos los intereses de Irán. Los iraníes son nuestros hermanos, y su dolor y sufrimiento es nuestro dolor compartido».