Salud

EE. UU. revela niveles alarmantes de partículas tóxicas PM1 tras 25 años sin mediciones

Un estudio de la Universidad de Washington, publicado en The Lancet Planetary Health, ha logrado medir, por primera vez y a lo largo de 25 años, la concentración de material particulado submicrónico (PM 1) en el aire de Estados Unidos, advirtiendo que estas diminutas partículas pueden ser más perjudiciales para la salud humana que las PM 2.5, usadas hasta ahora como principal referencia en la calidad del aire.

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EE. UU. revela niveles alarmantes de partículas tóxicas PM1 tras 25 años sin mediciones

Un estudio de la Universidad de Washington, publicado en The Lancet Planetary Health, ha logrado medir, por primera vez y a lo largo de 25 años, la concentración de material particulado submicrónico (PM 1) en el aire de Estados Unidos, advirtiendo que estas diminutas partículas pueden ser más perjudiciales para la salud humana que las PM 2.5, usadas hasta ahora como principal referencia en la calidad del aire.

"El nuevo conjunto de datos sobre PM 1 proporciona una visión sin precedentes de un contaminante importante cuya medición ha sido limitada en Estados Unidos"

– Destacan los autores del estudio.

14/6/2025

Investigadores de la Universidad de Washington desarrollaron la primera cuantificación a largo plazo de material particulado submicrónico (PM 1) en Estados Unidos, cubriendo el periodo de 1998 a 2022. Este tipo de partículas, con un tamaño inferior a 1 micrón –al menos seis veces más pequeñas que una célula sanguínea–, presentan riesgos particularmente altos para la salud, dada su capacidad para evadir las defensas naturales del organismo.


El estudio, difundido en la revista The Lancet Planetary Health, indica que la exposición a la contaminación del aire sigue provocando aproximadamente 50,000 muertes al año en Estados Unidos. Aunque los niveles promedio de PM 1 han disminuido notablemente durante el periodo estudiado, principalmente debido a la implementación de regulaciones como la Ley de Aire Limpio, la reducción se desaceleró a partir de 2010, atribuida a un repunte en la actividad de incendios forestales. Los mapas generados muestran que las áreas en rojo oscuro corresponden a las regiones donde se presentó la concentración más alta de este material.


Las PM 1 provienen tanto de emisiones directas como de procesos secundarios. Sus principales fuentes son el carbono negro generado por motores diésel y el humo de incendios forestales, además de la formación a partir de compuestos como dióxido de azufre u óxidos de nitrógeno liberados durante la combustión de combustibles fósiles y carbón.


Los investigadores calcularon las concentraciones de PM 1 a partir de las proporciones conocidas de los componentes que integran las partículas más grandes, PM 2.5, entre los que figuran sulfatos, nitratos y polvo mineral. Esta aproximación ha permitido obtener, por primera vez, datos comparables y sistematizados sobre un contaminante que hasta ahora carecía de monitoreo nacional en Estados Unidos, a diferencia de países como China, donde el rastreo ya se implementó a escala nacional.


El logro establece una base robusta para nuevas investigaciones orientadas a estudiar los efectos de las PM 1 en la salud humana y el ambiente. Como próximos pasos, los autores señalan la intención de colaborar con epidemiólogos para evaluar la asociación directa entre la exposición a PM 1 y diversos resultados de salud. El estudio proporciona por primera vez a la comunidad científica y a los responsables de políticas públicas evidencia cuantitativa y espacialmente detallada para abordar un factor crítico en la contaminación ambiental.

Algo Curioso

"El nuevo conjunto de datos sobre PM 1 proporciona una visión sin precedentes de un contaminante importante cuya medición ha sido limitada en Estados Unidos"

– Destacan los autores del estudio.

Jun 14, 2025
Colglobal News

Investigadores de la Universidad de Washington desarrollaron la primera cuantificación a largo plazo de material particulado submicrónico (PM 1) en Estados Unidos, cubriendo el periodo de 1998 a 2022. Este tipo de partículas, con un tamaño inferior a 1 micrón –al menos seis veces más pequeñas que una célula sanguínea–, presentan riesgos particularmente altos para la salud, dada su capacidad para evadir las defensas naturales del organismo.


El estudio, difundido en la revista The Lancet Planetary Health, indica que la exposición a la contaminación del aire sigue provocando aproximadamente 50,000 muertes al año en Estados Unidos. Aunque los niveles promedio de PM 1 han disminuido notablemente durante el periodo estudiado, principalmente debido a la implementación de regulaciones como la Ley de Aire Limpio, la reducción se desaceleró a partir de 2010, atribuida a un repunte en la actividad de incendios forestales. Los mapas generados muestran que las áreas en rojo oscuro corresponden a las regiones donde se presentó la concentración más alta de este material.


Las PM 1 provienen tanto de emisiones directas como de procesos secundarios. Sus principales fuentes son el carbono negro generado por motores diésel y el humo de incendios forestales, además de la formación a partir de compuestos como dióxido de azufre u óxidos de nitrógeno liberados durante la combustión de combustibles fósiles y carbón.


Los investigadores calcularon las concentraciones de PM 1 a partir de las proporciones conocidas de los componentes que integran las partículas más grandes, PM 2.5, entre los que figuran sulfatos, nitratos y polvo mineral. Esta aproximación ha permitido obtener, por primera vez, datos comparables y sistematizados sobre un contaminante que hasta ahora carecía de monitoreo nacional en Estados Unidos, a diferencia de países como China, donde el rastreo ya se implementó a escala nacional.


El logro establece una base robusta para nuevas investigaciones orientadas a estudiar los efectos de las PM 1 en la salud humana y el ambiente. Como próximos pasos, los autores señalan la intención de colaborar con epidemiólogos para evaluar la asociación directa entre la exposición a PM 1 y diversos resultados de salud. El estudio proporciona por primera vez a la comunidad científica y a los responsables de políticas públicas evidencia cuantitativa y espacialmente detallada para abordar un factor crítico en la contaminación ambiental.

Investigadores de la Universidad de Washington desarrollaron la primera cuantificación a largo plazo de material particulado submicrónico (PM 1) en Estados Unidos, cubriendo el periodo de 1998 a 2022. Este tipo de partículas, con un tamaño inferior a 1 micrón –al menos seis veces más pequeñas que una célula sanguínea–, presentan riesgos particularmente altos para la salud, dada su capacidad para evadir las defensas naturales del organismo.


El estudio, difundido en la revista The Lancet Planetary Health, indica que la exposición a la contaminación del aire sigue provocando aproximadamente 50,000 muertes al año en Estados Unidos. Aunque los niveles promedio de PM 1 han disminuido notablemente durante el periodo estudiado, principalmente debido a la implementación de regulaciones como la Ley de Aire Limpio, la reducción se desaceleró a partir de 2010, atribuida a un repunte en la actividad de incendios forestales. Los mapas generados muestran que las áreas en rojo oscuro corresponden a las regiones donde se presentó la concentración más alta de este material.


Las PM 1 provienen tanto de emisiones directas como de procesos secundarios. Sus principales fuentes son el carbono negro generado por motores diésel y el humo de incendios forestales, además de la formación a partir de compuestos como dióxido de azufre u óxidos de nitrógeno liberados durante la combustión de combustibles fósiles y carbón.


Los investigadores calcularon las concentraciones de PM 1 a partir de las proporciones conocidas de los componentes que integran las partículas más grandes, PM 2.5, entre los que figuran sulfatos, nitratos y polvo mineral. Esta aproximación ha permitido obtener, por primera vez, datos comparables y sistematizados sobre un contaminante que hasta ahora carecía de monitoreo nacional en Estados Unidos, a diferencia de países como China, donde el rastreo ya se implementó a escala nacional.


El logro establece una base robusta para nuevas investigaciones orientadas a estudiar los efectos de las PM 1 en la salud humana y el ambiente. Como próximos pasos, los autores señalan la intención de colaborar con epidemiólogos para evaluar la asociación directa entre la exposición a PM 1 y diversos resultados de salud. El estudio proporciona por primera vez a la comunidad científica y a los responsables de políticas públicas evidencia cuantitativa y espacialmente detallada para abordar un factor crítico en la contaminación ambiental.

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