La Fuerza Aérea de Estados Unidos avanza en el desarrollo del Long-Range Stand Off Weapon (LRSO), un misil de crucero de última generación diseñado para portar cabezas nucleares y reemplazar los misiles AGM-86B, en servicio desde 1982. El LRSO está destinado a ser lanzado desde bombarderos estratégicos como el B-52H Stratofortress y el B-21 Raider, con el objetivo de mantener la credibilidad de la capacidad de disuasión nuclear estadounidense.
El misil LRSO tiene un alcance proyectado de más de 2.400 kilómetros y capacidad de penetrar sistemas avanzados de defensa aérea, gracias a su diseño furtivo y tecnología de guiado de precisión. Su desarrollo está a cargo de la empresa Raytheon, que en 2021 recibió un contrato de 2.000 millones de dólares para la fase de ingeniería y fabricación. El coste global del programa se estima en 10.000 millones de dólares.
La producción del LRSO está prevista para iniciar a finales de esta década y su despliegue operativo se espera para el año 2030. El programa contempla la adquisición de más de 1.000 unidades que reemplazarán progresivamente los misiles actuales, cuyo mantenimiento se considera insostenible por razones de obsolescencia tecnológica y coste.

El desarrollo del LRSO responde a los desafíos que representa la modernización de los arsenales nucleares de países como China y Rusia, así como al incremento de amenazas de misiles hipersónicos y sistemas de defensa avanzados en potenciales adversarios. La Fuerza Aérea sostiene que la combinación del LRSO con los bombarderos stealth mejorará la flexibilidad estratégica y la capacidad de respuesta a situaciones críticas, permitiendo a Estados Unidos proyectar fuerza con menor riesgo para sus tripulaciones y plataformas.
El proyecto LRSO forma parte de los planes de modernización del arsenal nuclear, que incluyen la renovación de los sistemas de misiles balísticos intercontinentales y la actualización de ojivas nucleares. Estas inversiones, según el Pentágono, son cruciales para mantener la fiabilidad y efectividad de la llamada tríada nuclear estadounidense, integrada por misiles basados en tierra, submarinos y bombarderos.
El ritmo de desarrollo y las pruebas del LRSO han seguido los protocolos del Pentágono para garantizar el cumplimiento de los estándares de seguridad, efectividad y compatibilidad con los sistemas de mando y control nuclear vigentes. No se reportan, hasta la fecha, accidentes ni incidentes graves en las etapas de diseño y ensayos.
El despliegue futuro del LRSO será monitoreado por organismos de control de armas y se enmarca en el contexto de los tratados internacionales de no proliferación nuclear. El Departamento de Defensa sostiene que el nuevo misil reforzará la postura defensiva de EE.UU. sin violar los compromisos establecidos en materia de armamento estratégico.
Actualmente, Estados Unidos dispone de aproximadamente 1.644 ojivas nucleares desplegadas, en cumplimiento de los límites establecidos por los acuerdos con Rusia. Las autoridades militares consideran que la continuidad de estos desarrollos es esencial para contrarrestar las capacidades avanzadas de países que invierten en tecnología de misiles y armamento nuclear de nueva generación.
La continuación del programa LRSO sigue siendo tema de debate en el Congreso estadounidense en cuanto a costes, prioridades estratégicas y viabilidad, pero el Pentágono insiste en la necesidad de sostener capacidades modernas y creíbles para mantener la disuasión en el entorno internacional actual.