El 17 de abril de 2025, la jueza federal Leonie Brinkema dictó que Google violó las Secciones 1 y 2 de la Ley Sherman al monopolizar los mercados de herramientas de anuncios para editores y de intercambios de anuncios en la web abierta. El fallo, promovido por el Departamento de Justicia de Estados Unidos, concluyó que la empresa desarrolló una estrategia deliberada que combinó políticas contractuales y la integración tecnológica de sus productos para fortalecer su posición de dominio en ambos segmentos por más de diez años.
Según el veredicto de Brinkema, Google entrelazó sus servicios de servidor de anuncios para editores y su plataforma de intercambio de anuncios, eliminando alternativas viables y creando barreras sustanciales a la entrada de competidores. El Departamento de Justicia sostuvo en el juicio que la conducta de Google no solo limitó la competencia efectiva, sino que también resultó en servicios de menor calidad y mayores costos para editores y anunciantes, quienes quedaron sin opciones reales fuera del ecosistema de Google.
Durante el proceso judicial, el Departamento de Justicia argumentó que Google acaparaba tres mercados interrelacionados en el ámbito de la tecnología publicitaria: herramientas de anuncios para editores, redes de anuncios para anunciantes y los intercambios de anuncios. No obstante, la corte declaró culpable a Google únicamente por su conducta en los dos primeros, descartando las acusaciones sobre un monopolio en redes de anuncios para anunciantes. La sentencia también determinó que, aunque la empresa no conservó todas sus comunicaciones internas, la decisión se fundamentó en pruebas y testimonios admitidos, por lo que no se impusieron sanciones adicionales por este motivo.
En reacción al fallo, Google sostuvo que sus herramientas ofrecen eficiencia y precios competitivos, defendiendo que los editores continúan eligiendo sus servicios por mérito y no por falta de alternativas. Lee-Anne Mulholland, vicepresidenta de asuntos regulatorios de la compañía, subrayó que, según la corte, ni sus herramientas para anunciantes ni sus adquisiciones previas, como DoubleClick, perjudican la competencia en el sector. Sin embargo, el fallo establece de manera firme que la arquitectura de los contratos y la integración tecnológica entre plataformas sí constituyeron una maniobra anticompetitiva.
Respecto a los próximos pasos, Google anunció que planea apelar la resolución, resaltando que obtuvo una sentencia parcial favorable en uno de los segmentos analizados. Simultáneamente, la corte federal tiene programada una fase de remedios sobre un caso diferente, relacionado con el negocio de búsqueda, donde el Departamento de Justicia ha sugerido incluso la escisión de productos clave como el navegador Chrome.
Esta decisión representa un precedente en la fiscalización judicial sobre las operaciones de las principales empresas tecnológicas de Estados Unidos, especialmente en los mercados digitales que involucran grandes sumas de inversión publicitaria y herramientas tecnológicas altamente concentradas.